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El calor extremo dispara el malestar por el estado de los barrancos

El ministerio afirma que en tramos urbanos la competencia es de la Generalitat y los ayuntamientos

Las malas hierbas del barranco de Segart alcanzan las viviendas. | DANI TORTAJADA

Las altas temperaturas registradas en la Comunitat Valenciana han vuelto a poner de manifiesto el riesgo de incendios que entrañan varios barrancos del Camp de Morvedre, con especial atención en aquellos más próximos a la Sierra Calderona.

Varios alcaldes han denunciado el estado «lamentable» en el que se encuentran, llenos de matorrales, plantas y cañas que convierten estos despeñaderos en verdaderos «polvorines».

La ola de calor, que ha llevado a decretar el Plan Territorial de Emergencia de la Comunitat (PTE) y el Plan Especial frente a Incendios Forestales (PEIF) en nivel de Preemergencia 3, mantiene en vilo a varios mandatarios, quienes aseguran tener la vista puesta desde el jueves en estos barrancos dado el peligro que suponen, al no estar en condiciones.

Esta situación lleva años generando malestar en la subcomarca de la Baronia, ante la «falta de actuación» en estos grandes espacios, «un hecho que clama al cielo dada la proximidad de nuestros barrancos a un parque natural», comentaba el alcalde de Gilet, Salva Costa, quien señala como responsable a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). «No solo no invierte en la limpieza y en la adecuación de estas zonas sino que además tarda meses en otorgar los permisos para que lo hagan las entidades locales, en nuestro caso cuatro meses». Costa se quejaba del canon que el ayuntamiento paga anualmente a la CHJ, «dinero que no revierte en la mejora de nuestros cauces y barrancos», lamentaba.

En el caso de Gilet, la CHJ otorgaba esta semana un permiso al consistorio para actuar en dos de estos lugares: El de la Maladitxa, con más de un kilómetro de trazado que cruza por zona urbana y el de la Vidriera.

Además de en Gilet, se daban autorizaciones en Benifairó de les Valls y en Faura, para el barranc de la Canaleta; y en Quart, para el barranc del Codoval y el de la Font.

La alcaldesa de Albalat, Maite Pérez, también lamentaba «la nula inversión de la CHJ en esta zona de la comarca, en la que tenemos núcleos urbanos junto a los barrancos y dentro de un parque natural». Pérez explicaba que la mayor parte de los ayuntamientos «tienen que utilizar recursos propios, que no tenemos, para estos cometidos o las partidas para trabajos selvícolas o adecuación del monte cuando es la CHJ la que debe invertir e intervenir».

Abandono en el río

La queja ya no solo se circunscribe a los barrancos. Los dos mandatarios denunciaban «el abandono del cauce del Palància» a su paso por varias localidades, lo que ha ocasionado varios incendios; dos en Albalat y uno en Gilet, en lo que llevamos de verano.

La Confederación , no obstabre, ha sido muy clara en este punto. Estas actuaciones no le competen. A preguntas de Levante-EMV, desde el ministerio se asegura que «las competencias para la erradicación de especies invasoras, como lo es la caña, y las competencias para la prevención de incendios son esencialmente de la Generalitat Valenciana». Además, afirma que «cuando se trata de tramos urbanos de río, la competencia también es compartida con las entidades locales». «Es decir, son las Entidades Locales o la propia Generalitat Valenciana las que deben llevar a cabo actuaciones en cauces públicos cuando estos se encuentran en tramos urbanos».

Ademas informa que el «Ministerio está preparando una serie de ayudas directas a los municipios para que puedan actuar en tramos urbanos de cauces. Las subvenciones no serán otorgadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar sino que se realizarán directamente a través del Ministerio y con cargo al Fondo Europeo de Recuperación y Resiliencia», añade.

Otros barrancos que requieren una pronta actuación son el de la Fonteta y el de Segart, que atraviesan parte del municipio y donde las malas hierbas alcanzan hasta el primer piso de algunas fincas. En este caso, la CHJ ha prorrogado el permiso concedido hacer tres años al ayuntamiento para su limpieza, que llevará a cabo el próximo otoño la brigada de Divalterra de Segart.

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