Aigües de Sagunt revisará su plan anual de limpieza de imbornales. Así se lo encargó el concejal de Aguas, Pepe Gil, a la empresa con capital mayoritariamente municipal, después de que el pobre mantenimiento de estos aliviaderos haya sido una de las quejas tanto vecinales como políticas tras las trombas de agua caídas entre finales de agosto y principios de septiembre.
Esta orden llega después de que el propio Gil defendiera en el pleno la labor de Aigües de Sagunt en la limpieza de los imbornales, cuestión que provocó la indignación de algunos vecinos. «Le diría que venga ahora mismo a ver como están algunos, que siguen obstruidos y no se limpian desde hace más de un año», apuntan en declaraciones a Levante-EMV.
Frente a estas críticas, el edil de Compromís ha querido hacer algunas matizaciones. «Aigües de Sagunt es responsable del mantenimiento desde la rejilla de los imbornales para abajo. Lo que está en superficie es competencia de la limpieza viaria», en referencia, sin citarla, a la empresa municipal, la SAG.
Señala concretamente a «las hojas, plásticos y demás suciedad» que se acumula en la calle y que después obstruye los imbornales e impide la evacuación más fluida del agua, cuestión capital en tormentas tan intensas como las vividas recientemente en Sagunt.
Además de reclamar esa revisión de los protocolos de limpieza, Gil ha pedido también que periódicamente se elaboren informes por parte de la empresa contratada por Aigües de Sagunt para el mantenimiento en buenas condiciones de los imbornales. «Queremos tener constancia de las actuaciones que se llevan a cabo», añade el concejal de Compromís. Otra reclamación es que se revisen la periodicidad de las tareas de limpieza, «haciendo más frecuentes en los más problemáticos», insiste Gil.
Plan de inundaciones
Otra de las cuestiones criticadas desde la oposición se refiere a la falta de un plan de inundaciones, pese a la obligación legal de tenerlo desde hace seis años. El concejal de Aguas explica que «encargamos hace un año el proyecto a Aigües de Sagunt, pero no es algo que se haga de la noche a la mañana, porque un paso muy costoso es la topografía de toda la red municipal».
Pese a esa laboriosidad, Gil confía en que, antes de que acabe el año, esta documentación esté lista para su revisión tanto técnica como política, con el objetivo de aprobarlo, «como muy tarde» en febrero. «En ese plan -explica Gil- es donde deben recogerse las infraestructuras necesarias para reducir el riesgo de inundación, que no es algo en lo que ningún partido pueda imponer su criterio».
Una vez aprobado ese documento, el alcalde, Darío Moreno, ya dijo que a lo largo de 2022 se ejecutarían las primeras inversiones.
