La danza avanza en Valencia a ritmo de investigación, diálogo y experimentación, siempre de la mano de la creatividad y apuestas innovadoras. Bajo este prisma, Hort-Art participa de un diálogo intercultural con els Porrots de Silla; danza contemporánea y tradicional interactúan con el objeto de conformar nuevos lenguajes. La experiencia de mediación «Un poble que dansa» elegida en el proyecto Impuls a la Dansa de Dansa València y con la colaboración del Ayuntamiento de Silla y el Circuit Cultural Valencià, movilizará el colectivo durante este otoño.

El proyecto de medicación «Impuls a la Dansa», organizado por el festival Dansa València, del Institut Valencià de Cultura, articula estancias de creación, mediación y residencias artísticas en diversos municipios valencianos. En este sentido, Dansa València dinamiza el diálogo y la implicación de municipios y entidades para forjar con ello nuevas dinámicas culturales.

«Los bailes tradicionales asumen el movimiento de la comunidad, encontramos tintes tribales y ritmos que permiten a los participantes socializar, encontrarse o sencillamente protagonizar un momento festivo, trágico o bélico. Este nivel de interiorización del movimiento despierta especial curiosidad desde la perspectiva de la danza contemporánea» afirmaba Alex Guerra, coreógrafo y bailarín de Hort-Art.

El proyecto de experimentación vivido entre Els Porrots de Silla y Hort-Art supondrá un paso más en el proceso de creación e innovación que vive la danza actualmente. La mirada de este proyecto nace de la necesidad de compartir y crear desde la comunidad. Con «Un poble que dansa» Hort-Art y els Porrots de Silla desarrollarán un mestizaje compositivo que aproximará el folclore a la contemporaneidad. El análisis de los patrones coreográficos de la danza tradicional con su especificidad y grandilocuencia imbricarán en el movimiento de la danza tradicional con el objeto de sumar propuestas compositivas.

Un momento de la actividad. Levante-EMV

«El folclore sustenta la vida de la comunidad, festejos, encuentros, momentos, jornadas o espacios de nuestros pueblos cuentan con una danza determinada que los singulariza. Un ball de Plaça, uns Porrots, una dansà de... expresión de una comunidad que aporta y dialoga con nuestra mirada» añadía Pere Bodí desde Hort-Art.

La descentralización de la danza de las grandes ciudades y de escenas especializadas arranca con el diálogo y la apuesta por experimentar en la comunidad que tradicionalmente baila. Con este impulso, Dansa València suma propuestas a sus múltiples líneas de creación cultural.