40 años del cierre de AHM en Sagunt
La intensa lucha contra el cerrojazo a la siderurgia que dio origen al Port ha dejado aún latente un espíritu de resistencia y unidad
La rabia de antaño ha dado paso al orgullo por plantar cara

Movilizaciones contra el cierre de los Altos Hornos del Port de Sagunt / Levante-EMV
Mónica Arribas
La larga e intensa lucha que desencadenó en Sagunt el cierre de Altos Hornos del Mediterráneo (AHM) ha marcado hasta tal punto la ciudad que, 40 años después de la última colada, parte de aquel espíritu de resistencia y unidad aún pervive, como coinciden en señalar diversos agentes sociales y políticos de la ciudad.
La desaparición de la fábrica que daba empleo a más de 4.000 personas y había impulsado el nacimiento del Port de Sagunt se vio desde el principio en la población como una imposición que arrojaba su presente y futuro al abismo, en aras a la reconversión industrial que exigía Europa.

Despliegue de agentes ante trabajadores concentrados. / Levante-EMV
Los casi 20 meses que se prolongó aquel enfrentamiento movilizaron a varias generaciones, hasta el punto de que trabajadores, mujeres, mayores, jóvenes e incluso niños participaron activamente en manifestaciones en Sagunt, València o Madrid al grito de 'No a la muerte de un pueblo'. Hubo incontables huelgas, padres e hijos que cortaron juntos el tráfico en la autopista o las vías del tren, caceroladas, cierres de comercios generalizados y hasta una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) avalada por 700.000 firmas.
El conflicto llegó a ser tan beligerante que, como apunta el secretario de la Unión Comarcal de CC OO, Sergio Villalba, "supuso un hito en la historia de la lucha obrera española y europea, sorprendiendo al mismo gobierno español". Medios de comunicación a nivel nacional siguieron los acontecimientos e incluso desplazaron personal desde Madrid o Barcelona para seguirlos.

Jóvenes que también salieron a la calle, en València capital. / Los enfrentamientos con la policía, la agresión al entonces presidente de la Generalitat, Joan Lerma; la quema de dos coches y un autobús ante la comisaría de la Policía Nacional después de que un participante en un corte de la autopista resultara herido de bala por un agente son imágenes que siguen todavía muy vivas en quienes la sufrieron en sus carnes. "Cuando vino el presidente de AHM, José María Lucía, miles de personas se concentraron ante la Gerencia y acabó retenido allí durante horas sin poder salir. Le gritaban de todo. Como era un 18 de marzo vinieron hasta personas vestidas de fallera para evitar que saliera de allí", recuerda Ismael Rodrigo, entonces miembro del comité de empresa.
Los enfrentamientos con la policía, la agresión al entonces presidente de la Generalitat, Joan Lerma; la quema de dos coches y un autobús ante la comisaría de la Policía Nacional después de que un participante en un corte de la autopista resultara herido de bala por un agente son imágenes que siguen todavía muy vivas en quienes la sufrieron en sus carnes. "Cuando vino el presidente de AHM, José María Lucía, miles de personas se concentraron ante la Gerencia y acabó retenido allí durante horas sin poder salir. Le gritaban de todo. Como era un 18 de marzo vinieron hasta personas vestidas de fallera para evitar que saliera de allí", recuerda Ismael Rodrigo, entonces miembro del comité de empresa.

Vehículos quemados ante la comisaría. / Efe
'Pasamos mucho miedo. Se padeció mucho. Veníamos de una represión muy grande y veíamos que el cierre de la fábrica dejaba sin trabajo a todo el pueblo e iba a cambiar totalmente nuestras vidas. Pero ahora vemos toda aquella lucha con orgullo de la valentía que demostramos", afirma a sus 83 años la mujer de un empleado de ‘La Fábrica’, Pura Moya. "Era la vida de todo un pueblo y aunque nosotros no estábamos directamente afectados, participamos en las protestas", añadía a Levante-EMV otra vecina de 82 años, Josefina Martínez, en la reciente inauguración de la completa en la exposición fotográfica «La Batalla de Sagunt» que ahora se puede ver en el Centro Cívico del Port de Sagunt, dentro de los actos del 40 aniversario. Mientras, Mariano Jiménez recordaba en la misma sala cómo trabajaba fuera en esa época pero acudía para participar en las manifestaciones.

Manifestación en 1983 contra el cierre de los Altos Hornos. / Archivo CC OO
"Se sufrió mucho"
Manuel Girona, entonces presidente de la Diputación de Valencia, coincide en que "se sufrió mucho a nivel colectivo". Al mirar atrás, cree que él pagó un precio al salirse de los márgenes de lo que defendía su partido, como cuando acudió a la primera manifestación, después le hicieron tomar la palabra en el balcón del ayuntamiento de forma improvisada y dejó una frase que aun muchos recuerdan: "No guardéis las pancartas que os van a hacer falta mucho tiempo". Como afirma ahora, "fue muy costoso y angustioso, pero sirvió para aumentar el sentimiento de pueblo, de ayuda y cooperación".
"Herida que ha costado mucho cerrar"
El alcalde, Darío Moreno, tiene claro que el cierre de AHM "tuvo un impacto enorme sobre nuestra ciudad, causando una herida que ha costado mucho cerrar. Estamos hablando de algo más que puestos de trabajo, era parte de la identidad de un pueblo que nació y creció alrededor de la industria". No obstante, cree que "de aquello aprendimos mucho. El cierre no pudo evitarse, pero las movilizaciones tuvieron un impacto definitivo en las condiciones del cierre para la plantilla y también en la exigencia de políticas de reconversión industrial que generasen puestos de trabajo. Demostramos la capacidad de la sociedad civil para unirnos y luchar por nuestros derechos. Esto, a mi parecer, aún dejó una huella más profunda en nosotros como ciudad. Ese sentimiento de unión y de reivindicación de aquello que consideramos justo lo hemos incorporado como parte de nuestro ADN".

Una de las asambleas en el estadio Fornás. / Levante-EMV
"Ese espíritu de lucha sigue vivo"
El secretario general de CC OO en la comarca, Sergio Villalba, coincide en que "ese espíritu de lucha sigue vivo en la actualidad", dice aludiendo a las movilizaciones para defender el empleo en Bosal, Galmed o Pilkington, no sin reconocer "el dolor" por no haberse logrado evitar el cierre, "a pesar de que informes técnicos recomendaban lo contrario".
La cohesión de la comarca para defender los puestos de trabajo es también destacada por Pilar Tarragón, secretaria general de UGT en el Camp de Morvedre."Hace 40 años aquí se vivió la unión no de un pueblo, sino de toda una comarca. Todos se volcaron: trabajadores, comerciantes, estudiantes, todos. Y las mujeres, nosotras, somos la mitad de la población y fuimos, no importantes sino imprescindibles en ese momento, pero fuimos y somos las grandes olvidadas en todos los recordatorios", remarca pese a los recientes esfuerzos de varios profesores e investigadores locales por ponerla de relieve.
El papel de las mujeres
De hecho, Miguel Ángel Martín y Carlos Xavier López, de la Universitat de València y la Asociación Memoria Industrial y Movimiento Obrero (AMIMO), ven "crucial destacar el papel de las mujeres hasta ese momento relegadas al hogar en un entorno laboral eminentemente masculino. Para ellas aquellos 430 días de resistencia supusieron una experiencia emancipatoria, pero también para cientos de jóvenes que tuvieron la oportunidad de librar la primera batalla social, codo con codo con sus padres y madres, haciendo las mejores prácticas de lucha solidaridad y dignidad que podría ser un estudiante", afirman en una reflexión alrededor de la exposición fotográfica del Centro Cívico del Port de Sagunt.

Manifestación liderada por mujeres contra el cierre de los Altos Hornos. / Archivo CC OO.
ADN industrial
La presidenta de la Asociación Empresarial del Camp de Morvedre (Asecam), Cristina Plumed, coincide en que "heredamos de la “fábrica” un ADN industrial, que hemos conservado a lo largo de los años, y también una presencia sindical fuerte de aquella ardua lucha obrera".
A eso añade "una enorme herencia de patrimonio industrial histórico y vivo que conservar"; algo que, a su juicio, "siempre nos recordará y mantendrá vivo ese origen industrial y lo mostraremos a aquellas personas que nos visiten y habiten en nuestro territorio". 40 años después, también tiene claro que "Sagunto ha superado su trágica reconversión industrial y sin duda camina hacia ser la ciudad referente a nivel industrial del Mediterráneo. Habitando en ella empresas de producción y energéticas de primer orden".
Reinvención hasta la llegada de Volkswagen
Como apunta el alcalde, Darío Moreno, "al final, esa cohesión ha sido la garantía de que, dentro de todo el dolor que se generó en torno al cierre de los Altos Hornos, nos reinventásemos y saliésemos adelante, hasta llegar hoy a la gran inversión de PowerCo, que, por supuesto, abre un nuevo horizonte para la ciudad", dice en referencia a la gigafactoría de Volkswagen que prevé crear más de 30.000 empleos. "Dijimos 'no a la muerte de un pueblo' y hoy podemos decir con orgullo que somos una de las economías industriales más dinámicas de Europa gracias al sacrificio y a la lucha de las generaciones que nos precedieron".
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