La «joya de la corona» del Port de Sagunt suma 160 viviendas

Iniciativa Porteña sigue fiel a su compromiso de analizar caso a caso las múltiples modificaciones urbanísticas aprobadas por el gobierno de Sagunt en el último pleno. Este segundo capítulo, que se corresponde con la parcela conocida como de los Aliaga, situada detrás de Ciudadmar, y que los segregacionistas identifican ahora como el solar de Chocomel, coincide con la aprobación definitiva de este complejo expediente, contra el que ya solo cabe la presentación de un recurso contencioso-administrativo.

En su análisis de los cambios en el suelo entre las calles Córcega y Menorca del Port de Sagunt, que varios gobiernos municipales han señalado como «la joya de la corona», el portavoz de IP, Manuel González, muestra su repulsa por «la barbaridad» de ampliar una previsión de 118 viviendas con un promedio de 90 metros cuadrados útiles, además de 200 metros cuadrados de uso comercial, hasta las 278 viviendas de menos de 60 metros cuadrados y sin aprovechamiento comercial.

250 viviendas por hectárea

Este incremento se traduce, según el segregacionista, en «una densidad que se incrementará hasta las 250 viviendas por hectárea». González también censura el «impacto visual» que provocarán los tres bloques de 10 alturas más ático en segunda línea de playa. A este suelo residencial, que ocupará 1.665 metros cuadrados sobre una unidad de ejecución de algo más de 12.500 metros cuadrados, se sumarán 7.500 metros cuadrados para uso dotacional y 1.200 metros cuadrados de zona verde.

Cabe recordar que la mayoría de esta parcela, reservada en el plan general de ordenación urbana como dotacional público, provocó un enconado litigio entre los antiguos propietarios, la familia Aliaga que pedía casi 46 millones por su expropiación, y el Ayuntamiento de Sagunt, que acabó pagando casi 5 millones más intereses por mandato judicial.

Sin contraprestaciones

Ahora, según González, las modificaciones aprobadas «sin ningún tipo de contraprestación» generan «una elevada rentabilidad», a través de una «salvajada urbanística» que «favorece la especulación» en un espacio donde "hemos sido los únicos en defender siempre que debe ser para escuelas, zonas verdes, instalaciones deportivas y aparcamientos, no viviendas".

La principal preocupación segregacionista sobre esta maniobra se centra en que «esa cantidad de viviendas atraerá a un mínimo de 700 residentes y 400 vehículos» con la «evidente masificación en una zona tan saturada».

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