La visita del hispanista Richard Ford al Murviedro de 1831

Una de las figuras que marcó la visión británica de España reservó unas líneas a Sagunt en su "A Handbook for Travellers in Spain"

Retrato de Richard Ford.

Retrato de Richard Ford. / J.F. Lewis

Juan Antonio Millón

Uno de los más importantes viajeros de la segunda mitad del siglo XIX que conformó la visión y la opinión británica sobre la España de entonces fue sin duda sir Richard Ford

Este viajero e hispanista entró en España por Cádiz y remontando el río Guadalquivir llegó hasta Sevilla, ciudad elegida por Ford para pasar los inviernos que mediaron entre los años 1830 y 1833. Buscaba el clima propicio para la delicada salud de su mujer, Harriet, quien, después de su cuarto parto y habiendo perdido a su hijo en él, anhelaba un lugar de clima apacible y alejado de Londres.

Aunque la mayor parte de la estancia en España, de Ford, su mujer y sus tres hijos, transcurrió entre Sevilla y Granada, también realizó un extenso periplo por toda la Península Ibérica, que dejó plasmado años después en su célebre A Handbook for Travellers in Spain. Fue tomando notas, así como bocetos, dibujos y acuarelas de sus visitas, que, unidas a unas documentadas fuentes bibliográficas, conformaron un completísimo y famoso manual de viajero.

Ruta XXXIX

En su viaje por Murcia y Valencia, camino de Barcelona, recaló, como no podía ser de otro modo, en la ciudad de Murviedro. Fue a finales de septiembre de 1831, formando parte de la ruta XXXIX de su Manual. En las líneas que dedica a nuestra ciudad, muestra Ford un conocimiento preciso de su historia antigua, aludiendo a lo que los autores clásicos, como Estrabón, Tito Livio, Silio Itálico, Floro o Plinio, dijeron sobre ella y el célebre sitio de la ciudad por Aníbal, así como el comienzo de la segunda guerra púnica.

Boceto de Richard Ford sobre el Teatro Romano de Sagunt.

Boceto de Richard Ford sobre el Teatro Romano de Sagunt. / Richard Ford

Pero ese pasado, según señala el propio Ford, "(…) es apenas otra cosa que historia, ya que desde entonces sus restos han sido usados por godos, moros y españoles como cantera a flor de tierra". Ford explica que, con sus mármoles y piedras, se han construido conventos como el de San Miguel de los Reyes, se han reparado las murallas del Castillo y muchos "fragmentos mutilados" se encuentran en las casas modernas.

Teatro Romano

Ford visita y describe someramente el Teatro Romano, el convento de La Trinidad, en donde sitúa Ford los vestigios del templo de Diana, los muros del Circo Máximo y el cerro del Castillo.

Termina su descripción el hispanista inglés, recordando la Guerra del francés en nuestra población, el sitio que llevó a cabo Suchet, a quien hace responsable de gran parte de la destrucción del Teatro, la defensa del Castillo por Luis María Andriani y una crítica acérrima al general Blake por su actuación en la Batalla de Sagunto, que supuso la pérdida de Valencia y la victoria napoleónica.

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