Tribuna
La deuda acumulada con la playa de Almardà
El presidente de la asociación vecinal 'Almardà Viva' repasa las asignaturas pendientes en esta zona de Sagunt
Carlos Sabater | Presidente de Almardà Viva
Al observar los servicios y dotaciones municipales de pueblos cercanos con poblaciones similares a la de la playa de Almardà, resulta evidente el abandono que padecemos los ciudadanos de este núcleo.
Mientras otras localidades con menos habitantes disfrutan de instalaciones como polideportivos, piscinas municipales, bibliotecas, hogares del jubilado e incluso colegios, en Almardà apenas contamos con servicios básicos.
Esta situación refleja un claro desequilibrio en la asignación de recursos por parte del ayuntamiento de Sagunto, que nos condena a una continua marginación.
Con más de 1.500 ciudadanos censados en Almardà y una población que aumenta considerablemente debido a los residentes no censados que viven aquí todo el año, es incomprensible que sigamos careciendo de infraestructuras fundamentales. Además, estamos a más de seis kilómetros de los núcleos principales de Puerto de Sagunto y Sagunto, lo que dificulta aún más el acceso a los ya limitados servicios disponibles en esas zonas.
Esta distancia, lejos de justificar una mayor inversión en Almardà, parece ser ignorada, perpetuando nuestra exclusión.
La raíz del problema radica en el sistema electoral: los ciudadanos de Almardà representamos un porcentaje mínimo del censo total del municipio. Esto nos convierte en una minoría política que no tiene el peso suficiente para influir en la toma de decisiones.
Así, las inversiones se concentran en los dos núcleos principales, lo cual puede parecer lógico, pero no justifica que Almardà reciba únicamente las sobras del presupuesto año tras año, década tras década.
El abandono histórico del ayuntamiento de Sagunto hacia Almardà es innegable.
Esta deuda acumulada no sólo no ha sido saldada, sino que continúa creciendo sin que los sucesivos equipos de gobierno hayan tomado medidas para revertir la situación. Más bien, han agravado el problema con una eficacia que contrasta con la desidia que muestran hacia nuestro núcleo. Los ejemplos de esta deuda histórica son innumerables.
Tenemos polígonos sin urbanizar, donde la lluvia convierte las calles en barrizales o en zonas inaccesibles. Hay calles sin alumbrado público, como la calle Teuladí, y accesos peligrosos, como el tramo entre el camping y las Casas de Queralt. También sufrimos la falta de aceras y alumbrado en tramos esenciales, como el que conecta la Casa Penya con la calle Cisne, así como un colector de pluviales inacabado. Estas deficiencias, que en otros núcleos generarían indignación, aquí parecen haberse normalizado.
Los vecinos de Almardà no pagan menos impuestos que los de otras localidades; de hecho, en algunos casos contribuimos más. Sin embargo, la diferencia en los servicios que recibimos es abismal.
Imaginar un Almardà con polideportivo, piscina municipal, biblioteca o colegio parece una fantasía, mientras que en otros pueblos cercanos con la misma población estos servicios son una realidad cotidiana.
Recientemente, tras la reunión mantenida con el jefe de la Demarcación de Costas de Valencia, se nos informó de una noticia preocupante: si el proyecto de regeneración de nuestras playas no se concluye antes de finalizar el presente año, se perderá la financiación destinada al mismo procedente de los fondos europeos.
Al analizar los plazos necesarios para su ejecución, en Almardà Viva vemos con gran pesimismo la posibilidad de que este proyecto se materialice dentro del tiempo establecido.
Esta situación, lejos de ser un simple contratiempo, supone un riesgo inaceptable para la regeneración de nuestras playas. Ante esta incertidumbre, consideramos imprescindible empezar a planificar movilizaciones, ya que nuestra asociación está plenamente comprometida con la defensa de nuestras playas que son un patrimonio natural, histórico y cultural de urgente preservación para las generaciones futuras.
Es hora de actuar con decisión para asegurar que este proyecto crucial no quede relegado al olvido. Pero también es hora de movilizarnos por un núcleo de Almardà digno: con calles urbanizadas, alumbrado público, accesos seguros, infraestructuras básicas y servicios de calidad. Nuestra lucha por las playas debe ir de la mano con la lucha por la dignidad de nuestro núcleo.
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