Tribuna

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El clavario de 1965 de la Cofradía de La Sang de Sagunt reflexiona sobre la inclusión de las mujeres en la Semana Santa saguntina

Amadeo Ribelles.

Amadeo Ribelles. / Levante-EMV

Amadeo Ribelles Fuentes | Clavario 1965

Sagunt

El Papa Francisco nombró el pasado mes de diciembre Prefecta del Dicasterio de Institutos de Vida Consagrada a la monja italiana Simona Brambilla. Es la máxima autoridad sobre todos los monjes, frailes, religiosos y religiosas del mundo, un cargo similar al de ministro en un estado laico.

Desde el 1 de marzo, el Gobernatoratto de la Ciudad del Vaticano lo ostenta Raffaella Petrini, monja franciscana, es la máxima autoridad civil y se le puede equiparar al de alcaldesa.

Por primera vez en la Historia dos de los puestos más altos de la Iglesia los ostentan mujeres y por méritos propios.

No obstante, ni Sor Simona, ni Sor Rafaella, ni las profesoras, ni rectoras de las Universidades Pontificias, ni las varias Presidentas de Cáritas, ni la de Manos Unidas, ni otras responsables mujeres de nuestra Iglesia pueden ser miembros de la Cofradía de la Purísima Sangre de Sagunto, por el hecho de ser mujeres. Lo prohíben los estatutos y así lo ratificó la Asamblea General.

Por el contrario, si solicitaran ser cofrades el Presidente Trump o el Presidente Putin, o el Rey de Marruecos, podrían acceder sin problemas ya que no es necesario ser católico, basta con ser varón.

¿No os parece que no es normal, ni justo, ni equitativo, ni saludable que aun estemos hablando en el seno de la Iglesia de estos básicos derechos de la mujer?

¿No os parece que no es de recibo que nosotros los cofrades de la Sangre, nuestra Junta Directiva, nuestros Superiores Religiosos y los Superiores de nuestros Superiores no pongamos remedio a este sinsentido, continuemos mirando a otro lado, y dejemos que se vaya pudriendo el asunto?.

Parece que no bastan las directrices vaticanas, ni las palabras del Papa, ni lo que dijo San Pablo a los Gálatas ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

Solo una tradición

Parece que creemos que la Cofradía de la Sangre es solo una tradición, un adorno ciudadano, una presencia folclórica, unos ritos que forman parte de nuestra historia pero que no son parte de nuestra Fe en Cristo resucitado, ni de nuestro amor al pueblo saguntino.

Olvidamos que todos formamos parte del mismo racimo, de la misma Iglesia y todos, todos, como dice el Papa Francisco, somos sarmientos insertos a la misma vid que es Cristo.

Quizás estamos cumpliendo hasta la última tilde de la ley, hasta el último párrafo del reglamento, pero puede que el grano de trigo, lo estemos enterrado bajo las losas frías de la Historia.

Son reflexiones que me han venido a la cabeza leyendo que la Iglesia tiene ya una ministra y el Vaticano una alcaldesa, y nosotros a la sombra del Castillo, mirando al mar y callando.

Todos somos responsables, pero unos más responsables que otros, a más autoridad más responsabilidad, según caminemos, acompañemos o pastoreemos esta parte del pueblo de Dios que desde hace siglos pace pacientemente en Sagunto.

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