Los costes de producción del marjal de Sagunt empiezan al fin a reducirse

Los gastos por los achiques de agua desaparecen gracias a "una buena gestión" de la gola de Quartell

Vista de la zona de cultivo en el marjal.

Vista de la zona de cultivo en el marjal. / Daniel Tortajada

Marián Romero Torres

Marián Romero Torres

Sagunt

"La buena gestión que se ha realizado de la Gola de Quartell va a suponer un importante ahorro en costes de producción para nosotros". Así lo adelantaba a Levante-EMV uno de los portavoces de la partida del Realenc, de las pocas en producción que quedan en el marjal norte de Sagunt.

El sector calcula que cada partida minimizará estos costes, entre unos 6.000 y 10.000 euros, gastos a los que debían hacer frente anteriormente en motores para achicar el agua, que se acumulaba en los campos, haciendo inviable su plantación. "El gasóleo y el alquiler de motores nos asfixiaba y hacía bastante complicado afrontar la cosecha, año tras año", contaba Vicente Cueco.

Ahora, con la puesta en marcha de las turbinas de la gola para desaguar al mar cada 8 horas, el problema se ha reducido, explicaban; una "buena gestión que queremos agradecerle a la concejala de Agricultura de Sagunt, Ana María Quesada, quien ha estado pendiente de este tema de manera constante, además de realizar una labor eficiente y responsable", aseguraban.

Vista de la zona de cultivo de marjal.

Un agricultor trabaja en la plantación de melones / Daniel Tortajada

Cosecha

Aunque este ahorro no augura una mejor cosecha para este verano, sí que ha permitido la plantación de melones y calabazas en tiempo y forma. Una campaña que finalizará en quince días, para cuyo resultado habrá que esperar algo más de un par de meses.

Tampoco se ha aumentado la plantación, ya que son pocos los agricultores que se dedican al cultivo de esta zona de marjal. "De cuatro partidas que había, solo se cosechan dos, el Realenc y el Coto Arrozal de Benavites, cerca de 1.000 hanegadas", superficie cultivable que antiguamente tenía solo una de estas partidas, que en la última década se ha reducido a la mitad.

Pese a esta circunstancia, los melones y las calabazas de esta zona del marjal norte suelen estar acompañados de muy buena fama, por su dulzor y gran calidad, ya que todo el proceso de producción es natural, "en una zona privilegiada", añadían.

Una de las zonas del humedal donde se planta todavía.

Una de las zonas del humedal donde se planta todavía. / Daniel Tortajada

Falta de relevo generacional

Sin embargo, la falta de un relevo generacional y los pocos beneficios que generan estos cultivos no auguran una recuperación, sino más bien lo contrario. "Los jóvenes no quieren trabajar en el campo. Cuando mi generación se lo deje, se acabará de cultivar", terminaba Cueco.

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