TRIBUNA
Avisados estamos

José María López Barquero. / Levante-EMV
José María López Barquero | Exsindicalista de CC OO
La Asociación Cultural Nautilus organizó recientemente una conferencia titulada “Crónica de la lucha obrera y el cierre de AHM en 1984”, cuyo ponente, Rafa Marín, puso de manifiesto con datos y argumentos técnicos y políticos, las razones esgrimidas en contra del cierre y en defensa del mantenimiento de Altos Hornos del Mediterráneo (AHM).
Con la citada charla y las actividades llevadas a cabo el pasado año 2024, en conmemoración del 40 aniversario del cierre, es necesario concluir un ciclo importante de la historia de nuestro municipio. Ello no significa que tengamos que olvidar todo lo acontecido, porque es parte de nuestra historia. Considero, por tanto, más importante centrarnos en poner en valor las enseñanzas que dicho proceso de lucha nos ha dejado. Lucha de la clase obrera y ciudadana que demostró, como así ha sido a lo largo de la historia, la importancia de la organización, unidad y movilización colectiva en defensa de sus intereses.

Una de las protestas contra el cierre de AHM. / Levante-EMV
No rendirse es ya una victoria
El 4 de febrero de 1983, ante la orden del cierre de AHM, decretada por el Gobierno de Felipe González, ni nos resignamos ni nos rendimos ante un Gobierno que hacía pocos meses había ganado las elecciones generales con diez millones de votos y mayoría absoluta en el Congreso/Senado. Si lo hubiéramos hecho, me refiero a resignarnos o rendirnos, nada hubiera sido igual en Sagunto. No rendirse es ya una victoria y, aunque no pudimos evitar el cierre de AHM, sí pudo evitarse “la muerte de un pueblo “. Y no se produjo, porque tomamos conciencia del peligro que se cernía sobre los trabajadores/as de la Fábrica, y sobre toda la ciudadanía del municipio, por tanto, se supo conciliar los intereses laborales y ciudadanos: nos jugábamos mucho y nos unían más cosas de las que nos separaban. Para ello, fue clave la implantación de unos sindicatos de clase fuertes y representativos por su alta afiliación, mayoritariamente a CCOO, con influencia entre los trabajadores/as y en la ciudadanía, que permitió articular una movilización colectiva de todo un pueblo durante catorce meses que dio sus frutos, demostrando, una vez más, que la lucha sirve y que vale la pena luchar. Y, por cierto, sirvió de ejemplo para otros sectores donde también se planteaban cierres de empresas.

Corte de la autopista, en una de las protestas cotra el cierre. / Levante-EMV
Logros
Conseguimos que Sagunto fuera declarada Zona de Urgente Reindustrialización (ZUR), que desarrolló un conjunto de iniciativas que revitalizaron nuestra zona con la implantación de empresas y creación de empleo, sin dejar de lado la realización de una serie de infraestructuras viarias, ferrocarril, marítimas y suelo industrial, que permitió, años después, la creación de Parc Sagunt I y II, que junto a nuestra tradición industrial y mano de obra cualificada, está permitiendo la instalación de empresas, entre ellas, la gigafactoría y lo que ello conlleva de empleo y de volver a poner a Sagunto en el mapa. Todo ello, aun siendo muy positivo, no justifica el cierre, porque en ningún sitio estaba escrito que no pudiera crearse empleo, infraestructuras etc. manteniendo al mismo tiempo AHM.

Manifestación en València. / Levante-EMV
En municipios similares al nuestro, donde se dieron procesos de reconversión y cierres de empresas, la población ha disminuido de manera muy notable desde los años 80 hasta nuestros días, al contrario que en Sagunto, donde la población aumentó de forma considerable en ese mismo periodo.
Asimismo, en lugares donde se produjeron procesos similares al de Sagunto, el patrimonio industrial, en muchos casos, terminó convertido en solares destinados a la especulación inmobiliaria. Lo mismo pretenden hacer, si no lo evitamos, con el “llamado malecón de Menera, antigua fábrica de briquetas que producía ladrillo refractario que se usaba en la siderurgia. En nuestro caso, se ha mantenido mucho patrimonio industrial que está siendo utilizado para diversos usos ciudadanos, pero nos queda una importante parte de ese patrimonio que hay que seguir recuperando, protegiendo y poniendo en valor. Patrimonio que, además de utilizarse para fines educativos, culturales y/o turísticos, conviene no olvidar que representa la memoria obrera del trabajo, la identidad y dignidad de clase, la lucha obrera y sindical para mejorar las condiciones de trabajo y de vida, pero también de lucha por la libertad y la democracia, que la derecha y extrema derecha de nuestro país, no solo cuestiona, sino que ponen en peligro. Avisados estamos, así que mucho ojo.
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