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El último grito de los espartanos

Los fans de Jorge Lorenzo se despiden de su ídolo en un circuíto en el que se sentían como en casa

El último grito de los espartanos

Los últimos gritos de los 'espartanos' retumbaron ayer en las gradas del Circuit Ricardo Tormo. La retirada de Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) supuso el adiós de una de las aficiones más fieles a un piloto en la historia del motociclismo. Mallorquines, en su mayoría, pero también de todos los rincones del mundo, que han alentado a uno de los corredores más valientes del motociclismo español. A uno de los más transparentes en la pista y fuera de ella. Su peculiar forma de correr y su particular forma de ser ('Yo digo lo que piens0', dijo en un polémico episodio con Valentino Rossi) le valió granjearse un numeroso grupo de parroquianos. No sólo seguían a un piloto, sino también a un rebelde. Un tipo contestatario e inconformista. O le idolatrabas o le odiabas.

Los 'espartanos' llevaban 13 años celebrando los triunfos de Lorenzo. Ayer lloraron su marcha. Siempre les quedará Cheste, el circuito dónde ganó su primer Mundial (2006, 250 cc.). El escenario donde firmó su despedida. Allí donde todos fueron, en su último día, guerreros griegos. Toda la grada se levantó para despedir al campeón, desmotivado por las lesiones que le han impedido luchar por más mundiales. Tras cruzar la línea de meta, Lorenzo repitió su celebración personal, clavando en la grava la bandera de Lorenzo's Land. El símbolo de su legión, apostada frente a la Tribuna, a punto de entregar sus armas.

¿Por qué 'los espartanos'? La película 300, en la que se recrea la batalla de las Termópilas, el enfrentamiento entre Esparta y el ejército persa, tiene un lugar privilegiado en la videoteca de Jorge Lorenzo. Desde que se subió a la moto se sintió como un guerrero. «Soy el piloto con alma espartana», se bautizó en su día.

Primero fue un pequeño grupo, después de una tribu, y más tarde una legión de aficionados los que formaron su club de fans. Ha sido habitual, durante estos años, ver a sus seguidores masculinos disfrazados de guerreros espartanos y las mujeres, de reinas de Esparta.

Contagiados por la personalidad de su ídolo, los fans de Lorenzo siempre se dejaron ver y oir. Ayer desplegaron una pancarta gigante antes del comienzo de la carrera de MotoGP. También repartieron carteles serigrafiados con el logotipo de Jorge Lorenzo. No volverán a hacerlo. Las motos no son como el fútbol. El tiempo obliga a llevar a tú equipo (tú piloto, en este caso) al cajón de la nostalgia. No hay celebraciones que repetir eternamente.

El vínculo de Lorenzo con sus fans quedó constatado el día que el piloto mallorquín se ofreció a pagar de su bolsillo el 60% del precio de la entrada de sus seguidores al GP de la Comunitat Valenciana. Unos 21.000 euros salieron de su bolsillo. Fue su manera de premiar la fidelidad y el apoyo recibido. Como aquel día, ayer le acompañarán seguidores de Japón, Alemania, Portugal, Reino Unido, Austria, Francia, Bélgica y, por supuesto, España. Son los espartanos, los más fieles al '99'. Allá donde corría Jorge Lorenzo, sentía el apoyo de su Fan Club. Cheste fue su Catedral. El circuito donde más fanáticos del mallorquín se concentraban en las gradas. Un templo eterno para los 'espartanos'.

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