Del cielo al infierno. Jorge Lorenzo ha sido protagonista del tercer episodio de la saga 'Yo Piloto' con el capítulo 'Mentes radicales', un episodio que está de estreno en DAZN en el que se relatan momentos duros en la carrera deportiva del cinco veces campeón del mundo.

En concreto, el piloto mallorquín recordó unos meses duros que le tocó vivir en su etapa en Ducati. En 2017, Jorge Lorenzo abandonó Yamaha, con quien se había coronado como campeón del mundo de MotoGP en tres ocasiones, y fichó por Ducati.

Fue una temporada dura y Lorenzo, que venía de hacer historia, solo pudo conseguir tres podios. Por eso, antes de Mugello y con el final de la temporada asomando, el piloto palmesano afrontó unos meses complicados al pasar "una pequeña depresión". "Antes de Mugello entré en una pequeña depresión porque entendía que me quedaba sin moto oficial para el año siguiente y yo me sentía en el mejor momento de mi carrera", explicó. "Todo lo veía negativo, sólo quería dormir, no sé exactamente si era una depresión, una minidepresión o un momento muy triste, pero estaba realmente muy bajo de ánimos", relató.

Su preparador físico, Iván López, también participa en dicho documental y confiesa que fueron semanas muy duras. "He hecho de padre, amigo, hermano, psicólogo, médico, entrenador, nutricionista, le he lavado la ropa, he limpiado el polvo y muchas cosas más".

"Yo en aquella época estaba con él viviendo en Lugano y estaba un poco mal. No le salían las cosas, trabajaba constantemente, todo el día, incluso yo le tenía que decir que descansara y durmiera. Me costaba levantarlo de la cama por las mañanas, lo pasó mal", sigue.

 "Llegó un momento en el que dijo que dejaba las motos. Yo le decía 'no puedes dejar las motos, no puedes abandonar, no puedes tirar la toalla'. Y costó porque no se levantaba de la cama. Era una gran pelea. Y él decía '¿Y qué voy a hacer? ¿Qué hago si no tengo moto? ¿A qué me dedico?'. No quería ni salir de casa, se quedaba encerrado todo el día en pijama y no quería salir, no quería ir a entrenar. Tenía que sacarlo yo de casa, hacerle la mochila, meterlo en el coche, llevarlo, traerlo... Fue una época dura", añadió López.

Cuando ya parecía que Jorge Lorenzo se quedaba sin moto para 2019, entonces llegó la llamada de Alberto Puig, Team Manager de Repsol Honda Team.

"Él estaba pasándolo mal en Ducati, no acababa de funcionar la cosa y tenía problemas. En Honda se decidió hablar con él y recuerdo que lo llamé. Quedamos para hablar y no acordamos nada, pero salimos de ahí con una idea más o menos de lo que podíamos hacer".

Y vaya que si lo hicieron. "Un día estaba en la bicicleta protestando y le llamó por teléfono Alberto Puig. Soltó el teléfono, me abrazó y empezó a saltar encima de la cama y gritaba '¡Lo he hecho, lo he hecho!'. Le cambió la cabeza".

Aquella llamada fue tan clave que días después se subió a lo más alto del cajón en Mugello. Llevaba un año y medio sin ganar un GP y volvió a saborear la victoria tras charlas con Puig. De hecho, ganó dos carreras seguidas.

"El mismo piloto, misma persona, puede ser capaz de lo mejor, si está confiado mentalmente, si está bien físicamente, si se encuentra bien con la moto, con el equipo. Si todo se junta, eres capaz de ser muy superior a los demás. O el mismo piloto, misma persona, puede terminar el último. Eso es MotoGP, eso es el deporte". "Las palabras depresión y obsesión suenan muy negativas. Pero cada vez más en el deporte, se ha vuelto tan profesional, metódico y perfeccionista que, o estás obsesionado o metido en este mundo al 100% o es imposible luchar con los mejores del mundo", zanjó.