DOMINADORES DE MOTOGP
Marc y Àlex Márquez: antes hermanos que rivales
Ya están. Lo han logrado. Y lo han conseguido a lo grande, a lo bestia, de forma determinante. Son los mejores pilotos del mundo. Los mejores. Marc y Àlex Márquez Alentà han conseguido ser campeón y subcampeón del mundo de MotoGP. Como dice Marc "no se puede pedir más". Y lo han logrado viviendo, entrenándose y corriendo juntos. Primero, hermanos; después, rivales

Marc Márquez besa a su hermano Àlex, en el podio del GP de Alemania. / ALEJANDRO CERESUELA
"Ni hablar, mamá, ni hablar, Àlex no va a dormir en esa cama porque igual se cae y se hace daño. No, no, en esa cama dormiré yo y él que duerma en la de abajo".
Marc Márquez Alentà tenía pocos años y su madre, Roser, conversaba con él como si fuese un adulto sobre dónde dormiría el ‘peque’, que no era otro que su hermano Àlex.
El caso es que la habitación de los hermanos Márquez Alentá, que ya comenzaron a ser inseparables de niños, no dejaba de ser curiosa o, como poco, la distribución de las dos camas. No eran las típicas literas, pero sí había una de las camas que estaba en alto e, incluso, con una pequeña escalerita para subir. Eso sí, con una vallita de metal.
Pero Marc, que ya entonces se preocupaba "mucho, mucho", añade mamá Roser, de su hermanito, decidió que no permitiría que Àlex corriese peligro, ni de noche ni de día. Es más, la casa de Cervera (Lleida), que tiene un par de pisos, posee unas escaleras tremendas y Marc se pasaba el día siendo el murito de todos esos (peligrosos) escalones para que Àlex no se precipitase por ellos.
No solo eso, cuando acudían a bañarse a la piscina del pueblo, Marc jamás se bañaba si Àlex decidía disfrutar de un chapuzón, aunque fuese con flotador. Durante el rato que Àlex estaba en el agua, Marc lo vigilaba desde el borde de la piscina.
"Cuando eran niños y no tan niños, Marc jamás le quitaba el ojo de encima a Àlex, no solo lo protegía sino que lo vigilaba, siempre estaba pendiente de él. Lo de ahora, pues, no es nada nuevo".
De eso hace (casi) 30 años y ahí siguen, inseparables. Todo el mundo puede pensar: normal, son hermanos. No, amigos, no, esto es otra cosa. La sensación de que la familia es lo primero ha sido llevada hasta su máxima expresión por los Márquez Alentá, que tanto personal como deportivamente han logrado todo lo que se han propuesto. Estamos hablando de dos jóvenes pilotos, de 32 y 29 años, que han sido campeones de todo, de 125cc, Moto3, Moto2 y MotoGP. De dos jóvenes que, a mediados de noviembre, en Cheste (Valencia), van a protagonizar lo nunca visto en el mundo de las motos: acaparar los dos puestos más alto de MotoGP, como campeón y subcampeón del mundo.
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Felicidad plena
"¿Y ahora qué?", escribió Marc cuando Àlex se proclamó, recientemente, subcampeón del mundo. "No se puede pedir nada más. Campeón y subcampeón del mundo. Crecimos juntos, nos divertimos juntos, trabajamos juntos, entrenamos juntos, sufrimos juntos y este año…¡ganamos juntos! Te quiero, hermanito".
"Un año, una temporada, un Mundial es muy largo", señala Àlex al recordar el mensaje que lanzó su hermano en redes tras verle ya subcampeón. "Siempre hay baches, caídas, lesiones, operaciones, rehabilitaciones largas, duras y sacrificadas, dudas, altibajos y tener cerca a Marc, que es el mejor del mundo, repito, ¡el mejor de la historia!, me da un plus que no tienen los demás. Esa ventaja te permite superar los malos momentos, el nerviosismo que provoca que no te salgan las cosas como quieres. Tener a Marc a mi lado me da una serenidad tremenda. Nos complementamos muy bien".

Àlex y Marc Márquez bromean tras un entrenamiento en su casa de Pozuelo de Alarcón. / INSTAGRAM MARC MÁRQUEZ
"Ellos disfrutan mucho del día a día juntos, hagan lo que hagan, empiezan con risas el desayuno y se van a la cama riéndose, hayan vivido el día más duro de entrenamiento o competición", comenta José Luis Martínez, asistente personal de Marc, el hombre que no se separa ni un metro ni un minuto del campeón, ahora lesionado. Los hermanos viven, de momento, juntos en la casa que Marc tiene en La Finca, en Pozuelo de Alarcón. Y José Luis está allí de lunes a jueves (o viernes) y los fines de semana regresa a su casa de Ponts (Lleida), donde le esperan su esposa Nuria y Paula, su preciosa hija de 7 años.
La familia, lo primero
"Tú imagínate solo por unos segundos", continúa explicando José Luis, "que Carlos Alcaraz se entrenase todos los días con Novak Djokovic, ¿tú no crees que serían aún mejores de lo que son? Serían invencibles, por qué, porque se retroalimentan, se sirven de acicate, se estimulan mutuamente y mejoran día a día. Pues eso es lo que les pasa a Marc y Àlex. Todo les sale natural, todo lo hacen a tope, no les gusta perder ¡jamá! y se entienden solo con la mirada".
De la misma manera que Marc y Àlex forman un dúo invencible e indestructible ("la familia es lo primero, luego viene todo lo demás y, por importante que sea todo lo demás, nada será más prioritario que la familia", recuerda continuamente el ya nueve veces campeón del mundo), José Luis también tiene su alter ego, su clon, que se llama como él, José Carrión, asistente de Àlex. También ellos, ‘los Josés’, son tal para cual y, por descontado, el colmo de la organización, profesionalidad y eficacia.
Cuando, recientemente, Àlex Márquez se proclamó subcampeón de MotoGP, Marc le llamó inmediatamente y le dijo "te debo una fiesta", a lo que el 'Pistolas' respondió "y yo otra a ti, así que haremos una muy grande por los dos".
Eso sí, Carrión no está tanto en el día a día, aunque los cuatro comparten las semanas de gran premio, de miércoles a lunes. Y es que Marc y Àlex, que han creado (lo ven: todo lo hacen juntos) Vertical, de la mano de Jaime ‘Jimmy’ Martínez, una agencia de representación que da servicios a deportistas, creadores de contenido y artistas para generar valor más allá de sus propias audiencias, con el objetivo de ganar relevancia a nivel global, tienen, entre otros representados, a uno de los pilotos con más futuro del momento, Máximo Quiles, de 17 años, que Marc ha puesto en manos de Carrión, un auténtico genio de las categorías inferiores.
‘Los Josés’ conocen mejor que nadie a los hermanos Márquez Alentá y disfrutan de su amistad y compañía. Mientras Àlex acaba de construirse su nueva casa, cerca de la de Marc, los hermanos siguen compartiendo la mansión del nueve veces campeón del mundo y más ahora que Marc ha convertido la antigua sala de la piscina el más moderno y equipado de los gimnasios.
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Agendas repletas
La programación de la semana es tan minuciosa como eficaz. Unos días hay bici, otro motocross, otros gimnasio, algunos ‘dirt track’ (pista de tierra), también visita al karting, las especialidades se alternan para hacer la semana lo más entretenida posible. Y tan pronto se van al ‘Búnker’, el circuito que hay en Brunete, a 20 kilómetros de Pozuelo, como se entrenan en la pista de motocross MxPark de Sonseca, en Toledo.
Los huecos que Laura Pérez de Mendiola, la responsable de comunicación de Vertical, les deja en su tupida agenda, Marc y Àlex los aprovechan para estar con sus parejas, Gemma Pinto y Gabriela Guzmán, que también comparten también muchas cosas, pues Gemma, además de ‘influencer’ y creadora de contenido, es experta en marketing, faceta que Gabriela domina y ejerce en el Atlético de Madrid.

Marc y Àlex Márquez, en una imagen promocional de Estrella Galicia, uno de sus patrocinadores.sus entrenamientos semanales. / ESTRELLA GALICIA MEDIA
Es evidente que las vidas de Marc y Àlex están, como la de cualquier deportista de élite, muy programadas y, por descontado, dedicadas (casi) por entero al entrenamiento, la dieta, el descanso y la competición. Pero, eso sí, durante los fines de semana de gran premio suelen darse un respiro y, aunque ambos son pilotos de Ducati, no se pasan los días de GP persiguiéndose por el ‘paddock’, ni mucho menos.
Los encuentros durante las carreras suelen ser improvisados y se producen más en la discreta oficina que Àlex tiene en el Gresini Racing Team que en los majestuosos ‘hospitalitys’ que posee el millonario equipo de la marca de Borgo Panigale. Y cuando se hacen los encontradizos, Marc y Álex dialogan más sobre las sensaciones que han tenido sobre la moto, el estado de la pista, los puntos más complicados del trazado, que debaten sobre aspectos técnicos de sus motos, pues sus diferentes estilos de pilotaje no les permiten compartir muchos datos.
Cruce de elogios
Eso sí, la admiración de uno por el otro y del otro por el uno (y nunca mejor dicho, en el caso de Marc) raya la devoción. "Yo estaba absolutamente convencido de que cuando Marc se recuperase físicamente y tuviese una moto, como poco, igual o un poquito inferior a la mejor, volvería a ganar carreras y lucharía por el título. No tenía duda de ello, pues es el mejor de la historia, en todo. Su predisposición a hacer lo que sea por ponerse a prueba, por volver a ganar, le ha permitido recuperarse de dolores, lesiones y operaciones que, a cualquier otro piloto, le hubiese hecho lanzar la toalla. Él jamás se rindió y ahí lo tenemos, de nuevo, campeón del mundo", señala Àlex, repito, con un rictus de admiración tremendo.
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"Àlex y José han sido mi soporte durante los últimos años, ellos han sido los que me han mantenido vivo y peleando", comenta Marc, que sigue pensando que su hermanito es uno de los mejores pilotos del Mundial. "Lo he dicho siempre: si Àlex tuviese otro apellido, se le valoraría muchísimo más, se le consideraría todo un campeón, perdón, todo un bicampeón, que es lo que es. Y espera que esto aún no se ha terminado".
La pareja que forman Marc y Àlex Márquez Alentà se complementa, maravillosa y muy eficazmente, con 'los Josés', Martínez y Carrión, sus dos asistentes personales, que son los que les facilitan la vida, los entrenamientos y los fines de semana de gran premio.
"Àlex es capaz de todo, ¡de todo!, como acaba de demostrar. Es diesel y, por tanto, no tiene mi explosividad", sigue explicando Marc, "ni tampoco el talento que tienen algunos compañeros de la parrilla de MotoGP, pero a trabajar, a matarse en el gimnasio y en la pista, en bici y en moto, no le gana nadie. En eso, es impresionante, siendo capaz de ganar carreras y títulos en Moto3 y Moto2 y, ahora, convertirse en subcampeón en una parrilla repleta de campeones".
Y ahí siguen los dos con la misma actitud que cuando uno tenía seis años y el otro tres, pendientes el uno del otro, compartiendo ratos con su pareja de ‘salchichas’, Stich y Shira, compitiendo al ‘Call of Duty’ y debiéndose una fiesta el uno al otro. Cuentan que Marc llamó a Àlex al coronarse subcampeón en Sepang y le dijo "te debo una fiesta", a lo que el ‘Pistolas’ replicó "y yo otra a ti, así que podemos hacer una bien grande".
Cuenta Guim Roda, técnico de Marc cuando tenía 11 y 12 años, que esta tremenda unión entre los hermanos es fruto de mamá Roser y papá Julià. "A mí me admira cómo sacaron tiempo, cariño y recursos para conseguir que sus hijos creciesen tan unidos y, además, lograsen sus sueños", comenta Roda, que recuerda que, de pequeños, "Marc era más reservado y Àlex, un cohete y, mira ahora, parece que se han cambiado las tornas".
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