La altísima velocidad a la que entró en Gran Vía propició que, después de chocar con la rueda delantera derecha contra el bordillo del jardín de la mediana saliera despedido hacia la derecha y acabase empotrándose contra una farola y dos palmeras, que derribó. Los servicios de limpieza recogieron piezas del motor a más de 30 metros del punto de impacto final.

El estallido que provocó el accidente del BMW en la Gran Vía Fernando el Católico de València fue tal, similar al de la metralla despedida en una explosión, que había tornillería y otros elementos del vehículo incluso en el cuarto de baño de la inmobiliaria en cuya fachada quedó incrustado el motor del automóvil.