"Esta selección tiene hambre de gloria". Jackson Martínez está convencido de que Colombia puede hacer historia en Brasil. Dentro de unas pocas horas, los 'cafeteros' saltarán a Maracaná con el objetivo de derrotar a Uruguay para ganarse un lugar entre los ocho mejores del Mundial y convertirse en futbolistas de leyenda para el fútbol colombiano. Los dos goles „y la asistencia„ que Jackson logró ante Japón le han servido para volver a los titulares. El delantero llegó a Brasil como alternativa del lesionado Radamel Falcao, pero José Pékerman se decantó en los dos primeros partidos por formar su ataque con Teófilo e Ibarbo. Con su actuación ante Japón, Martínez ha recuperado el pulso. Ahora sueña con destrozar al equipo que capitanea Diego Godín.

Antes del campeonato, Jackson trazó una visión que está tomando forma: "Este grupo está haciendo historia. La mayoría de los que formamos esta nueva generación de futbolistas jugamos en Europa y pienso que tenemos más variantes y más talento que el equipo que acudió al Mundial de 1994". La imagen de Jackson no es cualquier cosa porque en aquel equipo que se presentó en Estados Unidos como favorito había 'dioses' como Carlos Valderrama, Faustino Asprilla, Leonel Álvarez, Andrés Escobar o Freddy Rincón y en el banquillo estaba Francisco Maturana. La ilusión desmedida que provocó el fútbol de aquella época dorada se mantiene con vida en la actualidad pese a que aquel equipo cayó fulminado con estrépito en la fase de grupos, devorado por la presión, las expectativas exageradas y la influencia negativa del contexto de su país: conflicto armado, el narcotráfico y las malas decisiones políticas. El asesinato de Andrés Escobar „que se marcó un gol en propia puerta en la derrota ante Estados Unidos„ funcionó como triste metáfora de aquel proceso. Colombia había arrasado en la fase de clasificación, había ganado a Argentina en los dos partidos y la habían goleado en Buenos Aires (0-5) con Rincón, Asprilla y 'Tren' Valencia como figuras. Las derrotas ante Rumanía y los anfitriones liquidaron el sueño. La victoria ante Suiza no cambió nada y ahí terminó el sueño. Cuatro años después, Francia confirmó el fracaso de aquella generación. En su último coletazo y con el refuerzo de figuras como Iván Ramiro Córdoba o Bermúdez volvió a fenecer en la fase de grupos, otra vez ante Rumanía e Inglaterra.

Veinte años después de todo aquello y 16 después de su última comparecencia en un Mundial, Colombia ha vuelto con una energía absolutamente renovada. El tope de Colombia en los mundiales sigue siendo los octavos de final de Italia 90. Para dar portazo a aquel ciclo de vino picado y rosas con espinas, Colombia tendrá que derrotar a sus fantasmas y aniquilar sus complejos ante Uruguay, un equipo que vive precisamente de eso, de la historia heredada, la mística y esa marca registrada que es 'la garra charrúa'. No está Pacho Maturana (el entrenador que les guió al único título internacional en la Copa América de 2001), pero sí José Pékerman. El entrenador argentino ha gestionado la presión y la ilusión de una forma más coherente, rebajando las expectativos y pronunciándose siempre desde la sensatez. Poco ruido y buen fútbol con el objetivo de armar un equipo competitivo y explotar todo su potencial, algo que no siempre ha sido posible. La fase de clasificación camino de Brasil fue sobresaliente (segunda sólo dos puntos por detrás de Argentina) y en Brasil han liquidado a Japón, Costa de Marfil y Greci. Uruguay será el primer gran rival en el torneo, pero se han ganado el derecho a soñar. La versión 'cafetera' se ha reciclado a los nuevos tiempos: más potencia, más verticalidad, más ritmo y el mismo gusto por el jugador de talento. "Estamos centrados en lo que debemos saber. Sabemos a lo que nos enfrentamos, conocemos sus armas y estudiamos bien al rival, entonces tenemos argumentos para reconfirmar lo que hemos hecho hasta ahora. Esta selección es una unión de todo un país y se mantendrá así por mucho tiempo", concluyó Jackson. Ahora espera Maracaná, el escenario donde deben derrumbar a Uruguay y saldar una cuenta pendiente que se mantiene abierta desde 1994. El 'abuelo' Farid Mondragón resiste en la plantilla dos décadas después como recuerdo vivo de aquella pesadilla; él mejor que nadie sabe bien lo que puede significar el triunfo. Mañana, Ospina puede ser más que Córdoba, Zúñiga más que 'Chonto' Herrera, Yepes más que Escobar, Cuadrado más que Freddy Rincón, Carlos Sánchez más que Leonel Álvarez, James Rodríguez más que Carlos Valderrama, Teófilo más que Asprilla y Jackson Martínez más que 'Tren' Valencia.