Mundial de Qatar 2022

Cho Gue-Sung, el sex symbol del Mundial

El futbolista surcoreano de 24 años ha pasado de se un futbolista trivial a covertirse en objeto de deseo global

Corea del Sur - Ghana: El doblete de Cho Gue-sung.

Mediapro

Adrián Foncillas

Un examen a su cuenta de Instagram, presunto termómetro del éxito actual, certifica el tránsito de futbolista trivial a icono global. Contaba con 20.000 seguidores antes de que empezara el Mundial de Qatar. Tras su primer partido contra Uruguay, 17 minutos sin intervenciones consignables tras salir del banquillo, ya superaba los 300.000. Terminado el segundo, dos goles de cabeza pírricos en la derrota ante Ghana, había superado el millón y medio. Y horas después de la victoria contra Portugal, con el mediático rifirrafe con Cristiano Ronaldo, alcanzó los dos millones y medio. No se puede conseguir más con menos: seis historias en su cuenta y sólo una sobre el Mundial.

Cho Gue-sung, de 24 años, es la nueva estrella planetaria surcoreana. El 9 de la selección no canta ni baila como los jovenzuelos del K-pop pero comparte su sonrisa nívea y belleza aniñada. Tampoco escasean sus méritos deportivos porque no frecuenta Corea del Sur los mundiales, menos los cuartos de final, y sus dos goles en un encuentro grapan a Cho a la historia deportiva patria. Pero cuesta deslindar su fama de, por ejemplo, esos músculos abdominales que rivalizan con los de Cristiano. Aquel episodio con el portugués, visto con perspectiva, no mereció tanta épica. El coreano le apremió a que saliera del campo con más garbo cuando fue sustituido y Cristiano respondió con improperios. Para un país con escasos laureles futbolísticos, sin embargo, aquella desacomplejada reacción ante un dios rompió los estereotipos del asiático disciplinado.

Móvil desconectado

Cho lidia con su repentina fama como puede. Asegura la prensa surcoreana que hubo de desconectar su móvil porque los mensajes de sus aficionadas perturbaban su concentración en el fútbol. Han surgido varios rumores sobre hipotéticas parejas, desde modelos a cantantes, y en su cuenta se amontonan las propuestas de matrimonio de todo el mundo.

Cho era, según confesó, un jugador “insignificante” antes de Qatar. Su baja estatura y composición enclenque ya le habían penalizado en sus inicios. Frecuentaba el banquillo y le comunicó a su madre que estudiaría las oposiciones a funcionario si su suerte no cambiaba en unos meses. Un par de hechos le mantuvieron alejado de los libros. Un clarividente entrenador intuyó que aquel mediocre defensor escondía a un brillante delantero y el servicio militar le dio la musculatura actual.

Tras un breve paso por la segunda división subió al campeonato nacional, fichado por el Jeonbuk Hyundai Motors, con el que se erigió en el máximo goleador y ganó la Copa Coreana. Empezó el Mundial en el banquillo y lo ha terminado en la agenda de varios equipos como el Fenerbahce turco, el Borussia Dortmund alemán o el Celtic de Glasgow escocés.

Cho no transita por un camino desconocido. Durante el Mundial de 2002, otro surcoreano, Kim Nam-il, ya se convirtió en un símbolo sexual que coleccionaba ofertas de matrimonio y otras menos formales. Le esperan campañas publicitarias pero Cho sólo apunta al fútbol. “Ahora que he jugado contra las estrellas sudamericanas y europeas aún estoy más motivado para seguir creciendo y tener más oportunidades de medirme a ellos”, ha afirmado tras la eliminación de su país frente a Brasil.

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