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La aprobación de la ley del Juego sufre un inesperado tropiezo tras tres años de debate

Vox logra paralizar la votación en las Corts con un recurso a última hora, pero la mayoría del Botànic la aprobará el jueves

La aprobación de la ley del Juego sufre un inesperado tropiezo tras tres años de debate

Desde que en julio de 2017 se conoció el primer borrador de la Ley del Juego del Consell del Botànic hasta ayer mismo cuando el pleno intentó aprobar sin poder hacerlo la nueva norma que reforma la de 1988 han pasado casi tres años. Un trienio marcado por el pulso entre los partidos del Botànic (PSPV, Compromís y Podemos) y la patronal del sector del juego y el empresariado de la hostelería, que rechazan buena parte del texto que pretende aprobar la izquierda.

El Botànic asegura que en estos años se ha producido un intenso debate y como consecuencia de ello la norma ha sufrido numerosos retoques para tratar de alcanzar consensos. Sin embargo, en los últimos días los diputados de los partidos que dan cobertura al Consell han denunciado que las presiones, especialmente en redes sociales, han ido en aumento.

La norma ya no pudo aprobarse la pasada legislatura debido al adelanto de las elecciones autonomías al 28 de abril de 2019. Estaba prevista su aprobación pero se quedó en puertas. Ha habido que esperar más de un año para que llegara al pleno aunque el estado de la alarma decretado a mediados de marzo también la ha postergado. Y ayer tampoco se pudo votar porque horas antes un recurso de Vox, presentado el domingo por la tarde, denunciaba que el sistema de votación (voto ponderado) conculcaba el derecho de los diputados al voto.

El pleno se suspendió para tratar de tomar una decisión que no pusiera en riesgo la votación y, sobre todo, su legalidad futura. El presidente de las Corts, Enric Morera, anunció que la votación se posponía al próximo jueves después de la sesión de control al presidente Puig y acordaba reunir a la junta de portavoces. La síndica del PP, Isabel Bonig, intervino para reclamar que los letrados de la cámara emitieran un informe sobre la legalidad de la votación para que los grupos supieran a qué atenerse.

Inseguridad jurídica

Morera asegura que su intención era evitar cualquier inseguridad en la votación por lo que consideró que era más adecuado que se realizara el jueves mediante el voto telemático de todos los diputados. Los que acuden presencialmente a las Corts, 24 en total, lo harán por el sistema habitual y el resto, 75, de forma telemática y votará todo el pleno. Por el sistema ponderado solo lo hacían los portavoces.

Sin embargo, el acuerdo para el voto ponderado se había adoptado de forma unánime en la última reunión de la junta de síndics, pero Vox presentó un recurso a última hora. Los grupos de la izquierda sostienen que la derecha ha tratado de frenar la ley por todos los medios y ligan los intereses de la patronal del juego con el rechazo a la norma de Cs, PP y Vox.

El diputado del PSPV José Muñoz, la de Compromís Graciela Ferrer y el de Unides Podem Ferran Martínez acusaron a la derecha de señalar a los diputados que iban a votar a favor. Muñoz rechaza que se vayan a perder puestos de trabajo, como denuncia el sector, y recuerda que la derecha ya tenía el mismo discurso con la ley Antitabaco, cuando lo que ocurrió es que el sector de la hostelería acabó ampliando los puestos de trabajo. Defiende que la ley no se aplique a casinos y bingos porque las condiciones objetivas no son las mismas ya que los primeros tienen un funcionamiento distinto y los segundos han entrado en decadencia.

El Botànic se aferra a su ley del Juego y la aprobará el jueves. Incluso creen que es más necesario que nunca que entre vigor rápidamente porque, según coinciden los tres partidos, es en épocas de crisis como la actual cuando aumentan los casos de ludopatía y de adicción al juego.

Las claves de la nueva norma

Entre las claves destaca que el tripartito salva las máquinas tragaperras en el sector de la hostelería con una moratoria aunque impone la obligación de que cuenten con dispositivos de desconexión como ocurre con las de tabaco.

Tampoco los bingos y los casinos se ven obligados a cumplir la distancia de 850 metros que sí afecta a salones de juego y casas de apuestas respecto de institutos. Además, los establecimientos dedicados al juego no podrán ubicarse a menos de 500 metros de distancia entre ellos. Con ello, el Botànic busca frenar la concentración de salas en determinados barrios y facilitar su dispersión. Otra novedad es que el cálculo de las distancias no se realizara de forma radial sino sobre el viario público a petición de la patronal del juego.

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