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Street art

David de Limón: "El arte urbano reivindica que el espacio es de todos los ciudadanos"

El ilustrador y artista expone una veintena de sus "ninjas" en la galería Pizarro

David de Limón, frente a algunas de sus obras en la Galería Pizarro y su más conocido Fernando Bustamante

Si uno pasea por València, sobre todo por el barrio del Carmen, se topará entre sus muros con un «vecino» inesperado y silencioso. Se trata del ninja del ilustrador y artista urbano David de Limón, una misteriosa figura de color negro que suele llevar un corazón grabado en el pecho y que va pintando la ciudad.

De Limón saca a su personaje -hay quien también ve en él un robot o un ladrón- de las calles y se lo lleva a la galería Pizarro, donde hoy inaugura una exposición que mostrará unas 25 de estas criaturas. No es la primera vez que De Limón exhibe su obra en esta galería, pero sí debuta como artista individual. Son creaciones hechas a propósito para la galería. Explica el artista a Levante-EMV que son «bocetos terminados». Algunos de ellos pueden saltar a las paredes de la ciudad o viceversa, pues algunas de sus obras de la calle luego las convierte en cuadros.

El artista valenciano quier puntualizar la diferencia entre el grafiti y el arte urbano. Mientras el primero «intentar ocupar lo máximo posible el espacio urbano», el segundo «exhibe su obra sabiendo que la van a ver». A esta idea añade que «el artista urbano tiene la reponsabilidad de cambiar el espacio urbano», al tiempo que matiza que «el arte urbano reivindica que el espacio es de todos los ciudadanos», sostiene el también ilustrador.

Sobre su obra se muestra humilde. «No quiero dar lecciones a nadie», aunque reconoce el «carácter reivindicativo» de al arte urbano. Lo suyo es transmitir «que pintar en la calle también es positivo». «Hay muchos espacios degradados que con nuestro arte solo mejoran», asegura.

En total, habrá uno 800 de sus ninjas repartidos por distintos muros. También los ha llevado fuera de España. Puede que ahora mismo en Atenas, Lisboa o Cracovia algún viandante se pregunte quién es ese personaje con aspecto de ninja menudo que le observa sin abrir la boca en una de las paredes de la ciudad. Sin embargo, lo que a él le gustaría es intervenir la medianera de un edificio en València. Y si es en su barrio, el del Carmen, mejor. De hecho, dice que ya tiene una vista. Está cerca de la calle Caballeros aunque lo ve «difícil porque es parte de un palacete y no creo que me dejen», dice entre risas. Porque él es consciente de los límites. «No se puede pintar en cualquier sitio».

Respecto al personaje que ha creado explica que nació hace unos seis años y que realmente busca ser su firma, no tiene boca por «hacerlo más misterioso» y ha cambiado con el paso del tiempo. Como todos. Los tiene con una estética más adulta y estilizada, peor sin perder la esencia del personaje, y otros más «regordetes», con aspecto casi infantil . y es que, como él dice, «mi arte se ha convertido en un juego».

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