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Cazadores de Oliva harán batidas de jabalís si invaden las zonas agrícolas

Un pionero acuerdo implica a cinco asociaciones agrarias con los cazadores bajo la supervisión del ayuntamiento - La iniciativa incluye el análisis de los animales para poder utilizar su carne

Cazadores de Oliva harán batidas de jabalís si invaden las zonas agrícolas

Los agricultores de Oliva van a tener de aliados a los cazadores de esta misma localidad para que, al ser requeridos, realicen batidas que permitan reducir la población de jabalís, una plaga que, como se sabe, en ocasiones causa destrozos y pérdidas considerables a los productores.

Esta colaboración entre ambos colectivos, la primera que se produce en la comarca de la Safor, ha sido auspiciada por el departamento de Agricultura del ayuntamiento, que dirige el concejal Miquel Monzonís, e incluye aspectos muy novedosos, como el intento de que la carne de este animal, apreciada en zonas del interior, también se pueda aprovechar por esta zona.

En el protocolo de actuaciones, firmado anteayer en el ayuntamiento, implica a cinco asociaciones con intereses en la producción agrícola, al Club de Cazadores de Oliva y al concejal Doménech, si bien este último limitándose a actuar de testigo y, si es necesario, adoptar acciones desde la Administración, como la obtención de permisos y autorizaciones para poder aplicar lo acordado.

Este acuerdo, que se espera poner en marcha en unos días, se activará a petición de alguna de las asociaciones agrarias implicadas. Cuando detecten que los jabalís invaden una determinada zona de producción, lo trasladarán a la sociedad de cazadores, que así podrá inspeccionar y montar el dispositivo necesario para capturar o abatir a los animales. Siempre, obviamente, cumpliendo las normas y leyes cinegéticas vigentes y con las condiciones de seguridad exigidas en cada caso. En el protocolo figura la potenciación del uso del arco cuando existan dificultades para el empleo de las armas de fuego.

El ayuntamiento y las entidades agrarias también colaborarán en otras medidas, como la limpieza de parcelas abandonadas, incluyendo las áreas de cañares, que, como se ha podido comprobar ampliamente, son espacios donde los jabalís pueden esconderse con facilidad y acceder rápidamente a las explotaciones agrarias circundantes.

Si bien el objetivo fundamental es evitar que los cerdos salvajes sigan causando daños a la agricultura, el protocolo también pretende alcanzar un acuerdo para que un veterinario realice las pruebas necesarias a los animales abatidos, de manera que se pueda aprovechar la carne.

Inicialmente se ha pensado en un precio especial para los miembros del Club de Cazadores, pero en un futuro se podría extender a cuantas personas estén interesadas en disponer de un producto que, en zonas del interior de la Comunitat Valenciana, hace tiempo que se usa en la gastronomía. En la Safor, en cambio, la carne de jabalí sigue siendo una extrañeza en el mundo de la cocina y de la alimentación.

Contenedor para la retirada

Como no siempre será posible ese aprovechamiento de la carne de los jabalís, el ayuntamiento también ha previsto la contratación de una empresa especializada que se hará cargo de los animales muertos para su traslado a un lugar donde puedan ser incinerados o tratados como residuo, también en este caso cumpliendo con las normas establecidas.

El concejal Miquel Doménech señaló ayer a este periódico que una comisión de seguimiento integrada por agricultores y cazadores, con la supervisión del ayuntamiento y la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, analizará permanentemente este acuerdo y, en su caso propondrá los cambios necesarios.

Desde hace años los agricultores valencianos exigen a las administraciones implicadas, fundamentalmente la Generalitat, que adopten medidas para reducir la población de jabalí. Este animal, muy resistente, omnívoro y adaptable a diferentes ecosistemas, hace tiempo que saltó de las montañas a los ríos y barrancos aprovechando la falta de mantenimiento de los cauces y la proliferación de vegetación que les sirve para ocultarse. Las batidas para cazar ese animal, además de ser criticadas por los grupos ecologistas, tampoco suelen dar grandes resultados por el número de animales muertos.

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