Había materia prima para conseguir logros más relevantes, pero aún así sería injusto ocultar las virtudes de este singular thriller norteamericano que hereda ingredientes de la comedia negra. Sin duda su mayor y relativo defecto es la falta de tensión que denotan algunos momentos.

En cualquier caso no hay que perder de vista que se trata de la opera prima para la pantalla grande de Matt Shakman. Esta descripción que hace de una pequeña localidad norteamericana, esta Cut Bank que es la población más fría de los Estados Unidos y que apenas rebasa los 3000 habitantes, ofrece estímulos suficientes para disfrutar en la sala y para dejar vía libre a un cineasta potencialmente in teresante.

Tanto el director como el coguionista sabían que tenían entre manos un proyecto sugestivo, que no en balde había figurado en las listas que circulan por Hollywood de los guiones más destacados que no habían sido adaptados a la pantalla.

Sobre esa base y con el respaldo de un magnífico reparto en el que figuran veteranos del calibre de John Malkovich, Bruce Dern y Billy Bob Thornton, se puso en marcha una cinta que convierte a una minúscula y pacífica población del medio Oeste en un infierno de muerte y de violencia que conecta con los relatos de asesinos en serie y con las comedias trágicas saturadas de sangre y de crímenes.

El comienzo es llamativo. Dwayne filma de forma casual el asesinato de un veterano de correos. Al mismo tiempo que se pone en marcha la actuación policial, con un sheriff que asiste al primer crimen en el pueblo, se van conociendo detalles de los personajes, sobre todo de un Dwayne que ahora puede hacerse rico, ya que la ley contempla que cualquier persona que delate al asesino de un funcionario obtiene una recompensa de más de cien mil dólares. Es lo que necesita para cumplir su sueño de salir de Cut Bank con su novia para instalarse en California. Algo que algunos están empeñados en frustrar, sobre todo un asesino patológico.