Es cierto que no representa esa bocanada de originalidad y de encanto que irradiaba su segundo largometraje, 'Magical girl', que no en balde dejo boquiabiertos a numeroso aficionados con esa factura personal y con soluciones insólitas que ganó la Concha de Oro a la mejor película y la de Plata al mejor director en el Festival de San Sebastián, pero reitera la categoría de un director, el madrileño Carlos Vermut, que ha apostado desde su ópera prima, 'Diamond Flash', por la imaginación, la creatividad y, sobre todo, por una sintaxis con signos notorios de madurez. Lo único que distorsiona en alguna medida la trama son algunas ligeras lagunas en la evolución de la historia, que no llega a asentarse plenamente. Pero, como dijo de él Almodóvar, en las imágenes de esta cinta hay destellos y evidencias de calidad a todos los niveles, con aspectos inquietantes, misteriosos y, sobre todo, únicos.

Con una impecable utilización de las actrices, porque son las que se convierten en artífices exclusivas de lo que vemos, que pasa por sacar lo mejor de Najwa Nimri, de la doble ganadora del Goya Natalia de Molina y, especialmente, de una Eva Llorach que es la auténtica revelación, Vermut conduce los fotogramas a los feudos del melodrama, bebiendo al respecto en las fuentes clásicas del género. Lo hace añadiendo unas gotas del thriller y asentando las bases dramáticas, de modo que el espectador se identifica casi siempre con lo que está viendo.

Asistimos así a la irrupción de Lila Cassen, una cantante muy popular que desapareció de escena diez años atrás y que tiene la desgracia de sufrir un accidente que la deja amnésica cuando preparaba su regreso a los escenarios. Pese a ello, no renuncia a sus planes, si bien deberá someterse a un tratamiento que controlará una mujer, Violeta, que va a erigirse en pieza fundamental en su vida. Hay una tercera mujer, Marta, hija de Violeta, que también eleva la tensión del relato con su intransigencia y su afán por llevar su autoritarismo al límite. Tres mujeres muy distintas que componen un cuadro humano diverso que se va conformando a medida que la realidad de las cosas toma cuerpo.