El 17 de diciembre de 2014, centenares de bailarines celebraron el 78 cumpleaños del papa Bergoglio bailando tangos en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, al ritmo de los dos grandes, Carlos Gardel y Astor Piazzola. Fue una muestra más de la tremenda vitalidad mundial de una expresión artística que se manifiesta por igual en la danza, la música y el verso, de modo que las canciones de autores de gran talla, de Discépolo a Cadícamo, de Le Pera a Contursi..., se pueden leer perfectamente como las poesías que son, sin necesidad alguna de acompañamiento musical.

Es el tango, expresión artística y mucho más, hasta el punto de ser considerado por tantos una forma de vida, y cuyos incondicionales venden incluso „quizá con un poco de humor... o no„ como deportiva fuente de salud: "Mejora la postura corporal, otorga equilibrio y sincronización, proporciona seguridad al andar y mejora la circulación sanguínea...", gritan algunos a los cuatro vientos cardinales.

El hecho es que por el mundo corren magníficos vientos para el tango, y alguna brisa de ese arte fresco en pleno siglo XXI llega también a Valencia este mismo fin de semana (Teatro Flumen, sábado y domingo) con la cantante Mariel Martínez, el grupo La Porteña Tango Trío (Alejandro Picciano, guitarra; Federico Peuvrel, piano, y Matías Picciano, bandoneón) y algunos bailarines.

A punto estuvo, con el disco 'Esos otros tangos', de llevarse la argentina Mariel Martínez el prestigioso Premio Gardel a la Mejor Artista Femenina del género, el mayor galardón de la industria discográfica de su país. Pero eso fue el año pasado, y ahora ya es el momento de Buenos Aires... 'Cuando lejos me vi', el quinto volumen de esta joven y exitosa cantante, producido por el renombrado Litto Nebbia y con el que estos artistas, afincados en Madrid, triunfan por Europa.

'Buenos Aires... Cuando lejos me vi', un título, parece evidente, para la evocación desde la lejanía física y que, comentan, remite a la primera frase que el público oyó en el cine sonoro argentino, allá por el año 1933, sólo diez años después, añadimos nosotros, de que el gran Carlos Gardel debutó en el Teatro Apolo de Madrid, delante de la reina Victoria Eugenia, y empezó a caminar lo que sería todo un fenómeno musical en la Europa de entreguerras.

Mariel Martínez y La Porteña... no cultivan el tópico con fines comerciales. Muy al contrario, se alejan de él sin disimulo alguno: "Cuando alguien pregunta qué es el tango „nos explica la cantante„, lo primero que se suele decir es que se trata de una danza, o una música de abuelos... Y no, nosotros tratamos de mostrar la otra cara del tango, porque somos jóvenes y lo vivimos como algo muy nuestro".

"En el disco hay un repertorio poco habitual y con arreglos actuales, pero con respeto, no rompemos nada".

Por eso mismo, en este nuevo disco suyo incluyen autores clásicos, pero no los archipopulares de siempre. En 'Buenos Aires... Cuando lejos me vi' "no está Caminito, no está Nostalgia... Es un disco con un repertorio poco habitual y con arreglos actuales. Pero siempre, eso sí „puntualiza la cantante„, tango con mucho respeto. En absoluto concebido para turistas, como ocurre a veces aquí también con el flamenco. En nuestro espectáculo hay novedades, sí, pero no rompemos nada".

Una cantante, un trío de músicos y esporádicos bailes, entre otras cosas... Pero, evidentemente, con el plato fuerte de la voz de Mariel Martínez, que busca, sobre todo, transmitir, comunicar: "Yo siento que transmito las canciones. Trato de que mi voz y mi personalidad transmitan lo que el autor quiso decir. En este sentido, tardo bastante en elegir el repertorio, porque necesito que encaje muy bien conmigo. Para conseguir esa autenticidad en el escenario necesito olvidarme de todo, porque soy una persona bastante vergonzosa", confiesa.

¿Vergüenza? Mal trago para un arte que en la mayoría de las ocasiones se expresa con un verso que es un auténtico desnudo anímico integral. Mariel ríe mientras lo reconoce: "Sí, claro, es un desnudo total... Para mí, lo más maravilloso del tango es precisamente la letra, su poesía. Es justamente lo que más se suele desconocer desde fuera, y es una pena, sobre todo, para los jóvenes a los que le gustan los cantautores: Sabina, Serrat...".

Un precio que quizá, en parte, pague el tango por la enorme espectacularidad que le transmiten instrumentos como el bandoneón, o las filigranas y la sensualidad del baile... "Sí, en este sentido eso es un problema para la intimidad - reconoce Mariel -. Por eso tenemos que romper todo el tiempo. Cuando yo digo que canto tango, casi todo el mundo da por hecho que sé bailar, y no, yo soy cantante. Y también por eso muchas veces hemos actuado sin bailarines, sólo con músicos. No renunciamos a nada, pero nosotros tratamos de poner el acento en lo otro".

Lo otro es, ya se ha dicho, lo auténtico, lo alejado de lo que simplemente busca el negocio. Si así fuera, sin duda que estos artistas incluirían en su espectáculo cuatro o cinco parejas de baile, y sin duda que su repertorio estaría integrado por las más famosas canciones de los más reconocidos clásicos del tango. Pero hacen lo contrario: "No tocamos canciones conocidas por el público de aquí, lo cual ya supone una dificultad, y en el espectáculo hay tres o cuatro bailes, no más".

Todo, en pos del sentimiento y la autencididad, pero, quede claro, sin concesiones al aburrimiento y aprovechando las posibilidades de que hoy en día ofrece la técnica: "Desde luego - corrobora Mariel Martínez -, incluso acompañamos canciones con algunos audiovisuales, porque ahora la tecnología ayuda mucho a montar espectáculos de calidad y variados".

En el tango hay nostalgia, pero no pesimismo. En 'Buenos Aires... Cuando lejos me vi' hay incluso mucho humor. "Es cierto que los niños argentinos ya somos educados con canciones tristes - nos dice Mariel -, pero no por eso dejan de ser divertidas. No sé, es como si uno dejara de leer una novela porque lo que cuenta no es alegre; no, uno disfruta igual de la lectura cuando es buena, aunque tenga tragedia. Y, en cualquier caso, no todo el repertorio es trágico, hay mucho romanticismo, por ejemplo.., y nosotros tratamos de divertirnos mucho. Incluso, entre canción y canción bromeamos y descomprimimos el ambiente. Somos un poco payasos...".

"No le hacemos ninguna concesión al aburrimiento: incluimos baile, audiovisual y humor".

Pero, insistimos, manda el sentimiento, tamizado en este caso por la personalidad de la artista: "Para cantar el tango hay que estar dentro de cada palabra. Es una interpretación; es estar pasando continuamente por historias y por paisajes, por los sentimientos del autor... Por eso, cuando termina el concierto, es impresionante el agotamiento que tienes - nos dice Mariel -. Yo trato precisamente de lograr eso, estar en cada palabra que interpreto. Y para eso también creo que se necesita trabajar mucho. Yo creo en el estudio, cosa que a veces no se relaciona con la música popular... Creo que los grandes artistas eran grandes estudiosos y grandes técnicos de la voz. Yo, por ejemplo, estudio canto lírico porque he descubierto que hay mucho de eso en los grandes. No se trata de llevar el tango a ese estilo, pero sí de cuidar la voz, de tenerle mucho respeto, más allá de que sea música popular. Es música y hay que hacerla lo mejor posible siempre".

Mariel Martínez ya conoce muy bien al público español. Llegó al país cuando la crisis argentina condujo al tristemente famoso corralito. Por eso, y, naturalmente, gracias a una experiencia que no deja de crecer, sabe ya que el público español concecta a la perfección con el tango. "Sobre todo, cuando lo conoce - puntualiza la cantante -. Y antes de eso, en nuestro caso, hay que explicar la propuesta, hacerle entender a la gente que no está ante una sucesión de tópicos. Pero sí, una vez que la gente se acerca, conecta muy bien. Porque además pienso que el tango tiene mucho que ver con España. Yo misma soy nieta de española, de una mujer de Lugo, y lo cuento en el espectáculo: aquellos barcos llegando llenos de gente al Río de la Plata... Gente que no sabía si iba a volver algún día a su casa. No eran argentinos, eran europeos [el bandoneón es de origen alemán], y muchos de ellos, españoles. Por esto el tango también se entiende fuera perfectamente".