El agua es el principal protagonista, visto en su gran y terrible belleza. Las montañas de hielo se mueven y rompen como si tuvieran vida propia. La película de Kossakovsky viaja por el mundo, desde las peligrosas aguas congeladas del lago Baikal de Rusia, pasando por la agonía del huracán Irma en Miami y el poderoso Salto del Ángel de Venezuela, para así pintar un retrato de la fuerza de este líquido vivo y sus gloriosas formas.

Los frágiles humanos experimentan la vida y la muerte, la alegría y la desesperanza en la cara de su poder.