El santuario de la Cova de l'Or

Los elementos materiales hallados en la cavidad de Beniarrés testimonian la importancia de la ocupación en el Neolítico Antiguo (5500-5000 a.C.), cuando la cueva constituyó un lugar idóneo para la habitación. De esa época son las acumulaciones de semillas de trigo y cebada, propias de antiguos cultivos, cuya primera práctica remite al Próximo Oriente. La observación de alguna inhumación, la calidad de los materiales y la abundancia de cereal torrefactado para su almacenamiento señalan a la cavidad y a su entorno inmediato como un lugar especial donde podrían haberse realizado ceremonias y ritos.

De esa etapa son las cerámicas impresas con concha (impresión cardial), destacando aquellas que presentan en su decoración figuras humanas con los brazos alzados, solas en posición de orante, o en grupo evocando una danza. El simbolismo de esa alfarería se define dentro de la vertiente mueble del Arte Macroesquemático, lo que vincula la cavidad con los santuarios de Arte Rupestre de esa cronología, como la Sarga (Alcoy) o el Pla de Petracos (Castell de Castells), pudiendo haber participado la Cova de l'Or de algún tipo de ciclo ritual vinculado a esos enclaves de reunión y encuentro.