Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, una de las últimas obras de Lorca, escrita en 1935, cuenta la historia de una mujer provinciana que se promete con su primo, que tiene que emigrar a Argentina. Ella le espera, sin más.

Lo que vamos a ver en el montaje de Remón es una versión libre, una versión anotada, como reza el título, una destilación en la que el director carga las tintas precisamente sobre ese tiempo suspendido y ese aroma de España de provincias a la hora de la siesta, esa España mesetaria que tan bien conoce. Es una especie de cara B de las tragedias lorquianas, donde no hay muertes, venganzas ni crímenes; en este texto, parece que no pasa nada, pero lo que pasa es el tiempo, que va arrasando a su paso los ideales de juventud.

¡Shhh! Nuestra Rosita es una relectura contemporánea: una comedia trágica, o

una tragedia cómica sobre el paso del tiempo, las decisiones tomadas y cómo pasado y

presente se influyen mutuamente». Según la crítica de Platea: "Doña Rosita, anotada es pura perfección teatral. La facilidad que tiene Remón para tocar los resortes de la nostalgia y pellizcar en el momento justo es digna de estudio".