Han pasado casi treinta años de nuestra boda, veintiocho años de la desmembración de Yugoslavia y más de veinticinco años desde OPUS PRIMUM, el primer espectáculo de nuestra compañía: Teatro de la Resistencia. Desde el estreno de OPUS PRIMUM no hemos vuelto a tocar el tema de la guerra. La principal razón que nos llevó a tomar esta decisión fue el temor a un posible encasillamiento profesional y personal. Muchos de los artistas procedentes de zonas en conflicto se ven abocados a hablar solo y exclusivamente de la guerra durante toda su carrera profesional y nosotros quisimos evitarlo.

Queríamos respirar libremente y dejar la guerra atrás para no sentirnos encadenados a su nefasta existencia. Lo conseguimos, y así nos curamos de las heridas. El arte teatral y la buena gente a nuestro alrededor nos han ayudado a superar el dolor y la rabia.

Sin embargo, vemos que los conflictos armados en lugares como Siria, Libia o Irak han empeorado en los últimos años. En todo conflicto hay personas que se oponen al enfrentamiento y, sobre todo, al odio feroz que brota y se aviva entre etnias o religiones. Estas personas se ven obligadas a desplazarse, a buscar un clima mejor para poder restablecer sus vidas, aunque esto significo desarraigarse y buscar un nuevo hogar. Justo el que nos ha pasado a nosotros. Y a veces, uno se pregunta: Hay algo que podríamos comunicar en el mundo con esta tremenda experiencia que nos ha tocado vivir y superar? GRAD es el espectáculo que da respuestas a esta pregunta.