1984, la historia se desarrolla en el bar de un hotel llamado “Roma”, situado en la ciudad de Turín. Un hombre de unos 30 años llamado Claude habla por teléfono. Por su conversación, nerviosa, irritada incluso, nos enteramos de que se trata de un

periodista francés.

Nada más colgar el teléfono, de entre las sombras surge un hombre menudo. Es Primo Levi, escritor, químico de profesión, y superviviente del Campo de Exterminio de Auschwitz. Levi acude como “testigo” a una entrevista que Claude va a mantener

con Maurice Rossel, de nacionalidad suiza, antiguo miembro de la Cruz Roja Internacional durante los años en los que transcurrió la Segunda Guerra Mundial. Por puro azar, Rossel logró “colarse” en Auschwitz y hablar con el comandante del

Campo. La experiencia de ambos hombres es diametralmente opuesta. Uno tuvo el privilegio de poder moverse con cierta libertad, Levi, en cambio, vivió todo lo contrario: una de las situaciones más extremas y destructoras del ser humano que

hayan existido jamás en nuestra Historia.