La Sinfonía 2, ‘Resurrección’ de Mahler es una partitura de dimensiones colosales, tanto en duración como en disposición de efectivos orquestales y vocales. Requiere, por ejemplo, diez trompas y un mínimo de ocho trompetas en los metales, siete percusionistas, toda la cuerda que sea posible y un coro mixto enorme junto a soprano y contralto solistas. James Gaffigan es experto en estas lides. Ha dirigido casi todas las sinfonías de Mahler y su versión de la Segunda en la Basílica de Saint-Denis en 2014 con la Orquesta Nacional de Francia “ha quedado en la memoria”, según publicó Le Monde, tras el titular “Gaffigan resucita a Mahler en Saint-Denis”. Música para la reflexión, sobre la vida, la muerte, y la esperanza de la resurrección, expresada en intensos contrastes y pasajes de una ternura sobrecogedora.