Las otras maneras de vivir están en la calle y son sus protagonistas, los callejeros, los que mejor testimonio documental pueden ofrecer del día a día de la ciudad.

Mediante la metodología fotovoz, el artista Francisco Sanz con el objetivo de visibilizar a los "callejeros invisibles", proporciona a la gente de la calle -a los sin techo- Luis, Cristóbal y Richard, cámaras fotográficas con la única instrucción de retratar el mundo que les rodea. La autenticidad de las imágenes se mantiene al primar el relato en primera persona sobre los requisitos estéticos formales. La acción, fuera de todo paternalismo y desde el respeto de la autoría de los callejeros genera un espacio de dignidad de los participantes así como un efecto catártico a través de la fotografía: se detectan problemáticas no emergentes, se visualizan otras realidades y se pone de manifiesto lo que realmente es importante para los autores de las fotografías.

El resultado abre un debate sobre las muchas maneras de vivir en nuestra sociedad, pero sobre todo, se democratiza y comparte el poder creativo.