Estreno de la semana

Andrés Velencoso debuta en el cine con 'Fin'

El top-model y actor nos cuenta cómo ha sido el paso de la moda al cine y nos lleva a una sesión de fotos

Andrés Velencoso

Andrés Velencoso

Salvador Llopart.

Andrés Velencoso, el top-model, debuta en el cine con su participación en 'Fin', una película coral basada en la novela de David Monteagudo y dirigida por el también debutante Jorge Torregrosa. El actor tiene ganas de triunfar en esta profesión.

Todo estaba a punto, las cámaras, las luces, el plató, todo. Los técnicos iban y venían de un lado a otro mientras los demás actores, alguno de ellos al menos, se situaban discretamente alrededor de un coche. Andrés Velencoso, el top-model de Tossa de Mar de cuerpo espigado y fibroso, famoso por una sonrisa luminosa y franca y por su simpática desfachatez de guapo consciente de serlo (bueno, y también por ser el novio de la cantante Kylie Minogue), iba a rodar, junto a ese coche destartalado, la primera escena de su vida.

"Hoy vas a perder la virginidad como intérprete", recuerda Velencoso que le dijo entonces Jorge Torregrosa, el director de la película. "¿Perder la virginidad? ¡Aquello fue para mí un autentico gatillazo!", bromea el modelo, meses después del rodaje, hablando ya de forma distendida de su primera experiencia como actor. "¡Qué desastre!", apuntilla. "Todo estaba a punto, efectivamente. La cámara, las luces, incluso yo mismo pensaba que lo estaba, hasta que Jorge gritó ´¡acción!´, y entonces, ya ves, me di cuenta de que todo estaban a punto, sí; todo, menos yo". De aquel incidente recuerda Velencoso el silencio que siguió a su propio silencio, la inmovilidad en el plató. Allí no se meneaba nada, ni las moscas, tan habituales en el verano de la costa valenciana donde estaban rodando.

"No conseguía que me saliera la voz". El top-model acostumbrado a las pasarelas de Nueva York, París y Milán, el rostro de Chanel y el cuerpo de Louis Vuitton, uno de los diez primeros modelos del mundo según la lista Top Icons Men models, sólo sentía en aquel momento el sudor frío correr sobre su frente, y aquella garganta suya que se negaba a articular palabra. "Aquello fue una cura de humildad -afirma ahora con un sonrisa-. Porque gracias a la ayuda de todos, especialmente de Jorge, el director, el recuerdo de ese mal trago se convirtió desde entonces en un acicate para poder continuar".

Aquel incidente, afortunadamente, no fue el temido fin de su participación en 'Fin', la película basada en la novela homónima de David Monteagudo, una obra imprevisible y compleja, llena de matices y de giros inesperados, como la propia presencia de Velencoso en el rodaje. Una película en la que, según las notas de producción, el actor en ciernes "colabora de forma especial", pero en la que, por supuesto, a sus 35 años, y todavía modelo en activo y por mucho tiempo -"no, no me pienso retirar de las pasarelas todavía", dice-, tiene un verdadero protagonismo. El mismo, prácticamente, que todos los demás en esta película, absolutamente coral, dirigida por el también debutante, como Andrés Velencoso, pero en su caso en la dirección de un largometraje, que es Jorge Torregrossa.

"A mi también me entró un sudor frío -recuerda el director-. Menos mal que yo tengo mis horas de vuelo, y aunque Andrés lo pasó mal (todos lo pasamos mal), vimos cómo supo sacar las fuerzas necesarias para seguir adelante y hacerlo cada día mejor, tal como suponíamos que lo haría". Ahora Velencoso sólo quiere una cosa; bueno, dos. La primera, que la gente vea su trabajo en 'Fin', que se prevé estrenar el próximo viernes; el trabajo de todos los que han participado en el filme, que, aunque se llama Fin, para él ha sido nada más el principio, o eso espera, de lo que está por llegar. Y ese es el segundo deseo del modelo metido a actor: seguir haciendo películas. "Tenía que haber empezado a actuar mucho antes", afirma.

¿Qué es Fin, la película?

"Algo diferente y, al mismo tiempo, muy fiel a la novela de Monteagudo en la que se basa", dice Jorge Torregrosa, un veterano de 39 años de la ficción televisiva en series como 'Gran Hotel', '14 de abril', 'Tierra de lobos' o 'Imperium', por citar sólo algunos de sus trabajos. Un enamorado del cine que desde siempre quiso dar el salto a la gran pantalla (ese era el sueño), "mientras todos los proyectos, uno tras otro, y ha habido unos cuantos, se iban desmoronando sin llegar a buen puerto, y esa es la cruda realidad". Hasta llegar a Fin: "Cuando yo llego al proyecto, porque Fernando Bovaira, uno de los productores, ha visto mis cortos y sabe de mi trabajo, ya existe un primer tratamiento de guión realizado por Jorge Guerricaechevarría, el guionista de 'Celda 21'1, entre muchas otras películas. Una adaptación que era muy fiel a la, digamos, tendencia hiperrealista de la novela de Monteagudo", señala Torregrosa.

Pero Sergio Sánchez ('Lo imposible', 'El orfanato') y yo decidimos ser menos fieles a la letra y destacar mucho más la épica y la aventura, y de paso plantearnos también unas cuantas preguntas más: ¿por qué ocurre lo que ocurre? ¿Quiénes son esa gente? La fidelidad, para nosotros, pasaba a un segundo plano", explica el director. El resultado, sorprendentemente, y a pesar de un final radicalmente distinto, es fiel al espíritu del relato.

La película habla de "esa gente", como dice Jorge Torregrosa, los protagonistas de la historia. Un grupo de amigos que, tras años sin verse, queda un fin de semana en una casa de montaña, como antes hacían, aunque han pasado veinte años desde la última vez. La sombra del pasado pesa sobre ellos tanto como la alegría luminosa del reencuentro, y entre la ilusión de volverse a ver y los reproches por viejas rencillas, o sea, lo que siempre pasa cuando se reencuentra en el cine un grupo de viejos amigos, empiezan a pasar también cosas inesperadas y nunca vistas. Y aquí sería prudente correr un velo más o menos tupido y abandonar cualquier tipo de adelanto más. "Sería conveniente no contar nada, en realidad, ni dar más datos ni aportar más historias a la historia de Fin", dice Torregrosa.

Es una película que pide hablar de ella sin decir nada. "La gente que vaya a la película, como a leer la novela, sin saber, será el público ideal, porque llegará sin ideas preconcebidas", añade. Y recuerda el director su experiencia en el Festival de Toronto del pasado septiembre, donde el filme tuvo su première mundial: "La sorpresa siempre es mucho más agradecida".

La novela de Monteagudo, como muchas veces las de Stephen King, hace que el lector se encariñe con los personajes para luego sufrir y, quizá, hasta verlos desaparecer misteriosamente. La película podría describirse, en cuanto a su estilo, como una combinación de diferentes películas y directores: empieza como una de Cesc Gay, como 'En la ciudad' o 'Ficció', por lo de balance generacional que tiene dentro de sí, con unos personajes que tienen cosas que decir y que decirse. Luego pasa a ser misteriosa a lo 'Night Shyamalan', el director de 'El sexto sentido', y acaba pareciéndose cada vez más, según uno lo quiera entender, a aquella serie de televisión mítica que fue 'Perdidos' (Lost). "Ja, ja", se ríe el director. "Se podría definir de esta manera, pero yo prefiero otras referencias. "Es cierto que hay una parte que podemos definir 'a lo Cesc Gay'", que nosotros, con el equipo, llamábamos 'la película francesa', o ´la película del reencuentro, como 'Pequeñas mentiras sin importancia' o 'Los amigos de Peter', que se disuelve, o se funde, en otra más épica y aventurera, donde el enigma marca el suspense. Como en 'Perdidos', sí". Como en Perdidos, con la que tanto se va a comparar Fin. Porque, como la serie, el misterio de la película se sustenta en el melodrama de unos personajes enfrentados a su pasado. Una película de intérpretes sólidos, de actores capaces de construir personajes. Una película que exige un reparto como el que afortunadamente tiene, variado e imprevisible. "Tuve libertad para elegir a mis actores y actrices", se muestra ufano el director. Donde todos ellos están haciendo cosas diferentes en buena medida a lo que suelen hacer.

Está Maribel Verdú, que, recién salida de su caricaturesca madrastra de 'Blancanieves', donde no dice ni una palabra, se vuelve aquí una madraza triste y un poco frustrada vitalmente, una cotorra sentimental. "Maribel, que interpreta a Maribel, pues así se llama el personaje, es un personaje confl ictivo que, sin embargo, te tiene que caer bien desde el momento cero: o sea, Maribel Verdú, de forma indiscutible", dice el director.

Daniel Grao es un habitual de la televisión catalana que en 'Fin' hace en cierta medida, su mirada al menos, de hilo conductor del drama. Sus amigos lo ven como a alguien reservado, incluso tímido.

Clara Lago, la joven estrella de Tengo ganas de ti, también proveniente de la televisión, es el elemento extraño al grupo, y se erige un poco en la conciencia del espectador.

Blanca Romero, actriz de mirada intensa y con todo un mundo interior, encarna a Cova, la mujer de Hugo, el personaje de Andrés Velencoso. "Un canalla, el fiestero, un cabrón, pero con un trasfondo oscuro, que empieza de una manera y acaba de otra, o eso espero", comenta Velencoso. "Me temo que, de entrada, no os va a caer simpático".

Carmen Ruiz, sin ir más lejos, actriz especializada en la comedia que, sin embargo, en el filme, no para de llorar.

Y Miquel Fernández, consumado actor de teatro, al que muchos recuerdan de Veraneantes.

Antonio Garrido, también, como Rafa, "el único que llama a las cosas por su nombre", comenta el director, decidido con este reparto a trastocar las ideas preconcebidas alrededor de estos intérpretes.

"Todos son actores sólidos de trayectoria probada; pero de otra trayectoria, si se me permite expresarlo aquí: con Fin, muchos de ellos dan un cambio de rumbo a su trabajo". El que más cambia, por supuesto, es Andrés Velencoso. "Pero yo supe, nada más ver las pruebas de casting, que ahí había un filón por explorar", dice el director. Y define a Velencoso como "un tipo con una capacidad de trabajo brutal, mucha sensibilidad y ganas de triunfar: un descarado emocional: un actor visceral".

Una de las últimas películas que ha visto este actor que empieza es 'Holly Motors', de Leos Carax, donde Kylie Minogue tiene un papel fundamental. "Sales y no sabes si has visto cinco películas en una, si has visto una obra maestra o te han tomado el pelo. Lo cierto es que no te deja indiferente, un poco en estado de shock, algo que me gustaría que pasara también con Fin, pero ya veremos", dice el modelo y actor. Y volviendo a Kylie Minogue, "es que ella era actriz, pero lo dejó por la música", comenta. "Ahora quiere retornar a su pasión, y a mí me hubiera gustado empezar antes, ya ves, pero el éxito en una profesión, como el de Kylie en la canción y o en la moda, te hace posponer decisiones".

¿Que es ser modelo, pues? ¿En qué se diferencia de la actuación? "Es algo que me preguntan mucho, y unas veces digo una cosa, y otras, otra". En estos momentos llega a la conclusión de que un modelo es como un buen escaparatista, donde el escaparate es uno mismo, y su personalidad está a disposición del cliente. El actor, en cambio, es un ser más de sótanos y de recovecos, de remover sentimientos; un personaje que vive para ser otro. Menos preocupado por ese escaparate evidente de si mismo, dice, "ocupado en emover la trastienda de los sentimientos". Pero sin olvidar que un actor también es cuerpo en movimiento, "de eso me estoy dando cada vez más cuenta". Y afi rma que ahora, con lo que sabe, ya no se quedaría mudo frente a la cámara, como le pasó aquel primer día de triste recuerdo. "Ahora tengo recursos, y sé que un actor tira siempre adelante aunque el camino para llegar es largo. Yo estoy dispuesto a seguirlo", aunque, apostilla, "poco a poco".

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