Ya estamos casi acostumbrados a que toda película española sufra un largo y complicado proceso desde que se rueda hasta que se exhibe. ¿Cómo ha sido en este caso?

Sí, desde luego, también ha sido complicado en este caso. La idea empezó a gestarse en 2006. Pero desde que la presentamos en Málaga hemos pasado por muchos festivales internacionales: Chicago, Glasgow, Londres, Berlín, Valladolid... Esto nos ha permitido testear la película en públicos distintos al nuestro antes de pasar por Cinema Jove y tener la satisfacción de comprobar que, sobre todo en Gran Bretaña, la respuesta ha sido muy buena. Y en Michigan se llevó tres premios. Esperemos que ahora funcione aquí el boca-oreja, porque hay que tener en cuenta que es una película pequeña y no tenemos las posibilidades de distribución que tienen otras.

Pequeña, pero con reparto muy destacable. ¿Cómo ha sido eso?

Sí, es verdad, hemos tenido la suerte de contar con un gran casting. Yo creo que porque los actores se enamoraron del guión. Es una comedia coral con tres parejas protagonistas, tres historias de amor en tres momentos vitales diferentes. Obviamente, yo era un cortometrajista, de manera que no aceptaron el trabajo por mí, sino por el guión. Luego, la química fue muy buena y además yo insistí mucho en ensayar con las parejas antes de rodar y tuve la suerte de poder hacerlo con las tres, lo cual creo que se ve reflejado en el resultado final.

¿Qué le lleva a este argumento?

Bueno, todos hemos tenido relaciones amorosas. Relaciones que son un torbellino, relaciones apacibles, relaciones frustradas... Recuerdo haber leído Anatomía del amor, de Helen Fisher [Anatomía del amor. Historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio. Ed. Anagrama], hablé con mi coguionista Ada Hernández [el otro es Rafa Cobos], empezamos a trabajar y nos salió el amor en tres momentos vitales: cuando eres muy joven y vas con las feromonas a doscientos, cómo lo ves cuando ya tienes treinta o cuarenta años y cómo en una edad más avanzada. Luego, encontramos también una metáfora muy bonita que tiene que ver con la ley física de las trayectorias divergentes. Dice que las trayectorias se separan o se unen y, dependiendo de su excentricidad, volverán a unirse o no. Este es el marco por donde entra toda la historia. Y ésta ha sido mi gran suerte, que la historia interesó a los actores, a la productora Paloma Mora..., y poco a poco hemos llegado hasta aquí.

Esa ley de las trayectorias divergentes no es sólo un motor de la película, sino que está visualmente representada en ella. ¿Por qué adoptó ese recurso, no deja de ser un riesgo...?

Bueno, las leyes físicas son leyes exactas, y lo que buscábamos con la película era reflejar que, al contrario, la vida no tiene nada de exacta. En mi opinión, el que aparezca representada esa ley visualmente le da más cuerpo a la historia, es como si cerrara algo. Aunque, claro, también es cierto que lo realmente importante es la historia de los personajes.

Antes ha dicho que la película es una comedia coral. ¿Seguro que comedia?

No una comedia de carcajadas, desde luego, pero sí una comedia humana, agridulce..., como la vida. A mí me gusta mucho el cine francés, podría semejarse al tono de las películas de Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri..., por ejemplo. También depende del público, en Londres había momentos en que se reían a carcajadas y yo no sabía bien el porqué.

¿Después de reflexionar y hacer la película ha cambiado su idea del amor?

Pues quizá sí. Antes tenía una idea mucho más romántica. Ahora no es que haya dejado de tenerla, pero sí ocupa más espacio el realismo.

El amor, una de las patas del poder. ¿La más recia o no, en su opinión?

Desde luego, lo único que nos salva del caos que es esta vida, al menos a mí. El amor, y no hablo sólo del amor en pareja, nos salva de todo lo demás.

Volvamos al frío suelo. ¿Cómo ha sido la experiencia de pasar del corto al largo?

Bueno, de alguna manera esto ha sido una probatura. Ya había hecho varios cortos, pero el largo era como una carrera de fondo. Hice cortos, trabajé en equipos de dirección primero como meritorio, luego como auxiliar, hice ayudantía de dirección... Pero yo sabía que eso no era lo mío.

Vamos un poco con Paloma Mora, porque producir cine en Valencia, tal y como están las cosas...

Bueno, ésta es nuestra quinta producción. A mí me gustaba mucho este proyecto cuando todavía se llamaba Aprender a amar, que sonaba a algo así como a libro de autoayuda... Y bueno, llegó un momento que dijimos adelante, estuvimos como un año y medio buscando financiación y al final nos apoyó el ICAA, IVAC, Televisión Valenciana (que jamás emitirá esta película, desgraciadamente...). No nos apoyó ninguna cadena de televisión nacional, aunque sí tenemos una pequeña coproducción de la Junta de Andalucía... Total, que arrancamos y todo el rodaje fue perfecto, cronometrado. Los actores estaban encantados en este sentido, agradecían que la producción estuviera tan bien organizada, porque en los rodajes, con los parones, se aburren muchísimo. También es verdad que teníamos sólo seis semanas para rodar, de manera que el plan estaba muy milimetrado. También tengo que decir que ha sido un placer trabajar con Gabi, porque a pesar de ser su primer largo entendió perfectamente que había cosas que no nos podíamos permitir. Eso sí, dentro de nuestros recursos, lo peleamos todo a tope, de hecho si tenemos un buen casting fue por eso.

Equipo y localizaciones made in Valencia...

Todo el equipo, y sí, en la película se ve mucho Valencia, vendemos mucho la ciudad. Todos íbamos en la misma dirección, fue muy fácil,.

Gabi, ¿qué diría de la película para terminar?

Que es una película hecha con el corazón, muy honesta. Es la película que quería hacer cuando la rodé.

Claro, porque el cine es un modo del ver el mundo, y usted ya no es el mismo que la pensó en 2006...

Desde luego. El guión evolucionó mucho durante estos años. En el proceso yo decía que tenía un proyecto de un thriller y sigo con él. Pero a mí me gusta mucho Woody Allen, el primer Woody Allen sobre todo. Así que tengo otro proyecto que quizá es un homenaje inconsciente a Woody Allen. Alguno de esos dos saldrá.