'Bridget Jones: loca por él': un reencuentro con corazón y algunos defectos

La cuarta entrega de la franquicia se aferra con orgullo a los códigos de la comedia romántica de hace 25 años

Renée Zellweger, en una imagen de 'Bridget Jones: loca por él'.

Renée Zellweger, en una imagen de 'Bridget Jones: loca por él'. / Universal

Desirée de Fez

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Dirección: Michael Morris

Intérpretes: Renée Zellweger, Leo Woodall, Colin Firth, Hugh Grant

Estreno: 14 de febrero de 2025

★★★

No es fácil que un personaje sostenga su personalidad, su encanto y su interés a lo largo de una saga, menos aún cuando la saga se extiende casi 25 años. 'Bridget Jones: loca por él', cuarta entrega de la franquicia, llega 24 años después de 'El diario de Bridget Jones' (2001), una de las comedias románticas más populares del siglo XXI, y nueve de la anterior 'Bridget Jones' Baby' (2016). Y tanto su protagonista como los personajes que la rondan siguen resultando encantadores y familiares.

En relación a esta entrega, es interesante la elipsis, el tiempo entre películas en el que no hemos seguido a Bridget (Renée Zellweger), Daniel (Hugh Grant) y Darcy (Colin Firth). Hay una escritura (en 'off') adulta de los personajes, también de los secundarios. En esos años ha habido tiempo, por la edad de los personajes, para la maternidad, la crianza, las crisis de edad y, sobre todo, la pérdida. Y el reencuentro ahora es con varias personas adultas, bien escritas, que siguen lidiando con todo eso. Hay una preocupación evidente por la coherencia con las anteriores versiones de los personajes y una voluntad de explorar a través de ellos temas adultos.

Ese tomarse en serio a los personajes es la principal virtud de 'Bridget Jones: loca por él'. La otra es su apego, a riesgo de resultar obsoleta, a los códigos de la comedia romántica de finales de los 90 y la primera década de los 2000, la de 'El diario de Bridget Jones' o, en general, el universo Richard Curtis. La película abraza con orgullo los tópicos, la ternura y lo cursi, y funciona. Otras cosas no funcionan tan bien, como algunas bromas demasiado escritas, forzadas y raras de tono (muchas sobre la vida sexual de Bridget) o la interpretación de Zellweger. A ratos está estupenda, pero hay momentos en los que abraza las virtudes y los defectos de Bridget Jones de una forma un tanto exagerada.

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