El riesgo ha sido exagerado y realmente insólito y, lo que es más grave, sin ser una película mediocre o totalmente fallida, no consigue auparse a la élite del cine fantástico. Lo más sorprendente, con todo, es que un producto con semejante presupuesto, nada menos que alrededor de cien millones de dólares, haya sido asignado a un director debutante, un Christian Rivers que denota conocer el terreno que pisa pero que está todavia lejos de demostrar una madurez necesaria para transitar por estos derroteros. De ahí que haya que pensar que el productor Peter Jackson, ganador de tres Oscar y responsable de la trilogía de 'El Señor de los Anillos', con funciones también de productor en esta película, no ha medido de forma adecuada lo importante de su decisión. No puede hablarse de fracaso en toda regla, desde luego, aunque salta a la vista que se podía haber llegado mucho más lejos, incluyendo la taquilla.

Esta adaptación del primer libro de Philip Reeve, de los cuatro que componen la saga 'Mortal Engines', y que podrían llevarse, asimismo, a la pantalla en función de su rentabilidad, destaca por su espectacularidad a la hora de reflejar el panorama que define la Tierra en un futuro lejano. Estamos poco tiempo después de que la consabida hecatombe nuclear haya convertido el planeta en algo parecido a un desolado desierto por el que transitan unos gigantescos vehículos con ruedas, que se enfrentan entre sí devorando a sus competidores y cargando con restos de edificios de los artilugios derrotados . El más poderoso de todos los que desfilan es el de Londres, que intenta hacerse con el control de todos. Sin llegar a apasionar nunca, pero es verdad que sin aburrir demasiado, la cinta delata algunas de sus debilidades a la hora de presentar a los personajes, ninguno de los cuales llega a impactar como se pretendía. Así, ni la misteriosa y agresiva Hester Shaw, que oculta las cicatrices que cubren parte de su cara, ni el desterrado Tom Nathsworthy, instalado en el vehículo de Londres, adquieren la dimensión que se pretendía.