El incremento del consumo de vino en España y Portugal durante el confinamiento ha estado motivado no tanto por los sentimientos negativos y la preocupación por la salud, sino por la asociación de su consumo al placer y la relajación, fundamentalmente entre quienes ya tenían esa percepción.

Así se recoge en un artículo científico sobre el consumo de vino en España y Portugal durante el confinamiento por el coronavirus elaborado por un equipo de investigadores, entre los que se encuentra la profesora del departamento de Gestión de Empresas de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) e integrante del instituto INARBE Katrin Simón Elorz.

En el texto, aparecido en la revista Spanish Journal of Agricultural Research, se analiza cómo los factores psicológicos y culturales han influido en el aumento de la frecuencia de consumo de esta bebida alcohólica en la Península Ibérica. El estudio se basó en cerca de 4.500 cuestionarios online de ambos países, informa la UPNA en un comunicado.

Según los investigadores, el incremento ha estado motivado no tanto por los sentimientos negativos y la preocupación por la salud a causa del virus, sino por la asociación del consumo del vino al placer y la relajación, fundamentalmente entre personas que previamente a la crisis sanitaria ya tenían esta percepción.

Ello, apuntan, supone una diferencia significativa con respecto a otros desastres analizados en su día, como los atentados del 11 de septiembre, tsunamis o terremotos, que sí implicaron un riesgo extremo vital y donde aparecía el factor violencia de un modo u otro. Además, en el caso de la crisis del coronavirus no tuvo que hacerse frente al desabastecimiento de este tipo de productos.

Por otro lado, la tecnología también ha jugado un papel importante en este aumento del consumo, según se pone de manifiesto en el artículo. En concreto, se hace referencia a las 'quedadas digitales' (circunscritas a un periodo concreto de tiempo) y a las aplicaciones especializadas y las compras online, cuyo uso ha aumentado en ambos países (en España también se incrementó la adquisición de vino en tiendas físicas) y cuyo uso continúa. No obstante, los investigadores indican que habrá que analizar la brecha digital por edades en este aspecto.

Además, en el artículo se explican algunas diferencias más entre ambas naciones, a pesar de que las dos comparten similitudes culturales y de estilo de vida por su carácter mediterráneo. Así, mientras que en Portugal la edad y situación laboral tuvieron relación con el aumento del consumo, eso no ocurrió en España y, por otro lado, en este último país, el incremento de la frecuencia de consumo no fue tan significativo en las zonas urbanas residenciales.

Por último, el equipo investigador señala que “será necesario realizar estudios complementarios que validen si esta modificación en los patrones de consumo se mantiene o no cuando finalice la pandemia, lo que proporcionará información a las empresas del sector para diseñar su estrategia”.

El equipo autor del artículo está integrado, además de Katrin Simon, por João Rebelo, Samuel Faria y Tânia Gonçalves (University os Tras-os-Montes and Alto Douro), Raúl Compés (Universidad Politécnica de Valencia) y Vicente Pinilla (Universidad de Zaragoza).