El restaurante de Caro Hotel, Alma del Temple, reabrirá sus puertas el próximo miércoles 8 de septiembre, cinco años después de su desaparición.

El nuevo local, en los mismos cimientos del lienzo más grande de muralla árabe que se conserva en València, respetará las señas de identidad de los restaurantes que le precedieron y obtuvieron una estrella Michelin, Arrop (2009-2012) y Sucede (2016-2021), pero llevará "un paso más allá" su propuesta gastronómica.

Según ha informado el establecimiento, la cocina pretende ser "más madura, más consciente de la memoria que dejan los platos y de la vivencia de un lugar plagado de simbolismo". Las recetas nacen de bases tradicionales y conceden todo el protagonismo al valor del tiempo en los fogones, al tiempo que presentan técnicas contemporáneas, creativas y delicadas.

Alma del Temple mantendrá modos de hacer y niveles de exigencia gastronómicos con respecto a sus etapas anteriores, pero "no busca estrellas" y se abre en "flexibilidad".

Ofrecerá menús de mediodía y se orientará también hacia la celebración de eventos y reuniones de reducido tamaño, en línea con lo que la demanda y las limitaciones hosteleras marcan durante esta pandemia.

La nueva chef al frente del restaurante

Al frente del nuevo restaurante se situará Sara Olmedo (Castelló, 1991), quien ejercía hasta ahora como segunda jefa de cocina de Sucede.

Olmedo, que siempre quiso ser cocinera, se formó en la Escuela de Hostelería y Turismo de Castelló. En Barcelona, fue jefa de cocina de la Taverna del Suculent (2014-2016), del restaurante Spoonik (2016-2017) y jefa de partida de Freixa Tradició (2017-2018).

Tres tipos de cocina distintos a los que añadió, ya en València, la aventura de concepto y pureza técnica de Sucede.

En su primera etapa (2012-2016), Alma del Temple se centró en la base de una cocina de estándares gastronómicos y precios ajustados que maximizó su popularidad entre el público local y le hizo acreedor, desde 2013, de recomendaciones por parte de la Guía Michelin. Además, en 2015 la editorial alemana Taschen escogió su comedor como uno de los más bonitos del mundo.