El restaurante valenciano Lienzo --dirigido por la chef María José Martínez y el maître y sumiller Juan José Soria y que obtuvo el diciembre su primera estrella Michelin-- impulsa un proyecto de recuperación de la flora melífera urbana en colaboración con la asociación pionera de Apicultura Urbana de Valencia (AVAU), que gestiona varias colmenas del barrio de El Cabanyal.

Así, dentro de los Jardines de Viveros, el Observatorio Municipal del Árbol de Valencia, OMAV, gestiona la Red de Recuperación de Enjambres Urbanos y, además, se encarga de poner en marcha tareas de divulgación y formación en torno a las abejas y la apicultura urbana en Valencia. Todo ello forma parte de un proyecto global impulsado por el Ayuntamiento de València, "consciente de la importancia de las abejas y los polinizadores en el ecosistema de la ciudad".

La cosecha del colmenar municipal tuvo lugar en 2021 y de ella se obtuvieron 326 kilos de miel (la anterior alcanzó los 230 kilos). En este sentido, toda la producción se entrega a aquellos ciudadanos que participan en actividades de sensibilización, mientras que los excedentes anuales se reparten entre asociaciones benéficas sin ánimo de lucro.

María José Martínez, quien declara que "la miel en España está dejada de la mano de Dios y el apicultor absolutamente desamparado" y, frente a ello, emplea en su menús esta miel que las abejas obtienen libando numerosas plantas melíferas y aromáticas, como la salvia y las mal consideradas 'malas hierbas', que componen la flora silvestre y resultan fundamentales en la composición de la milflores.

Por ejemplo, la chef ofrece actualmente este producto en un postre --miel urbana, tomillo y limón-- y un plato principal --canelón de queso 4 Picos envuelto en gelatina de miel de azahar y ajo negro--. También la usa en estado puro en diversas elaboraciones, como maceraciones, mantequillas o fermentaciones, y como endulzante y estabilizante natural.

"La miel urbana, que en España solo se elabora en València, Alicante, Málaga y Tarragona, es más limpia que la de otros cultivos como el girasol o el azahar, ya que en el campo se utilizan pesticidas. Por el contrario, en la ciudad no hay grandes cultivos químicos y la contaminación de los coches no llega a la miel, explica la cocinera, que añade en un comunicado: "el hecho de gestionar colmenas urbanas es posible, solo lo frena la legislación".