Si hay una tapa por excelencia que no deja indiferente a nadie y despierta furibundas opiniones es, junto con la tortilla de patata, las patatas bravas. Son parte indisoluble de la cultura gastronómica y conseguir que queden perfectas es todo un arte que pocos consiguen. Dentro de pocos días, volverá a reabrir en València el que muchos consideran uno de los templos de esta tapa. Se trata de la Taberna Amparín, que tal como acaba de confirmar, reabrirá al público el próximo viernes.

Se trata de un local con solera y sobrada experiencia que prepara las bravas como nadie. La taberna es un punto de referencia en Hort de Senabre que durante toda su historia ha atraído a los comensales con sus inmensas tapas de  bravas, habas, morro, sepia y boquerones en vinagre, su vermut o un ‘chato’ de vino.

Su reapertura es una gran noticia y supone recuperar uno de los locales de referencia y de calidad en el extrarradio de la ciudad. El secreto de su éxito se resume en la calidad del producto y el buen hacer de la taberna, que ha sabido conservar su alma pese al paso del tiempo. Fieles a las tapas clásicas, la Taberna Amparín se ha hecho fuerte en sus especialidades. Pervive como reflejo de los bares que surgieron en el barrio con una oferta gastronómica llena de platos de cuchara y vermuts caseros que ni pasaba ni pasa desapercibido.

Si hay un plato destacado en la carta de la taberna ese es la tapa de patatas bravas. Las de Amparín se caracterizan por su abundancia y su salsa especialmente pringosa y untuosa. La receta original se remonta a la fundadora, que las preparó durante más de 40 años sin cambiar ni un ápice la receta: patatas de calidad, que se fríen al momento y se acompañan de una magnífica y sabrosa salsa de tomate caliente y mayonesa con la cantidad justa de ajo.