En una cazuela con aceite caliente se rehoga la carne cortada en trozos pequeños y previamente sazonados con ajo; cuando se doren se añade media cebolla picada, el tomate, el pimiento troceado, el ajo y el perejil machacado en el mortero y desleído con vino blanco. Se deja cocer todo hasta que la carne esté tierna. Se limpian las judías verdes —se puede prescindir de ellas si no gustan— y se cortan en trozos pequeños. A las habas de mayo se les quita la piel dura y se ponen a cocer junto con las judías verdes en agua hirviendo con sal. Una vez cocidas, se escurren y se reservan. Los guisantes se cuecen por separado en agua hirviendo con sal, procurando que estén siempre cubiertos de agua para que no suelten la piel; una vez tiernos, se separan a un lado y se reservan sin escurrirlos. Las zanahorias se pelan, se cortan en cuadrados pequeños y se ponen a cocer junto con la carne, cuando esta haya cumplido media cocción. En aceite caliente se fríe el jamón cortado en trozos cuadrados y se añade a la carne cuando esté tierna. Las patatas —enteras si son pequeñas y en cuadrados si son grandes—, sazonadas con ajo, se doran en el mismo aceite. Después se agregan a la carne, se mezcla todo y se echan también las verduras escurridas —los guisantes con el caldo de cocerlos—, aumentando el agua, si fuera necesario, hasta cubrirlo todo. Las alcachofas, si son frescas, se limpian y se cuecen del modo indicado en sus recetas. Una vez cocidas, se escurren, se cortan en dos trozos a lo largo y se colocan encima con los pimientos picados. Si fueran de lata, se escurren y se ponen de la misma forma. Se sazona todo de sal y se deja cocer suavemente hasta que esté en su punto —una hora aproximadamente—. A media cocción se reparten por encima unos espárragos y se sacude la cazuela. Ya en su punto, se aparta y se deja reposar unos minutos. Se sirve en una fuente adornada con espárragos y huevos cocidos cortados en rodajas. En la menestra han de conservarse todos los ingredientes enteros. Para evitar que se deshagan, se cocerá muy despacio y sin tapar la olla por completo. Tampoco debe quedar demasiado seca, pero el agua que sea preciso añadir tiene que ser fría.
