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Paisajes a descubrir

La Gandia que inspiró el «segle d’Or»

En la capital de la Safor vivieron, y escribieron, tres grandes de la literatura valenciana del siglo XV: Ausiàs March, Joan Martorell y Joan Roís de Corella. Como ya han hecho otras ciudades, el ayuntamiento se ha puesto manos a la obra para diseñar una ruta turística y literaria. Una especie de vía de las sensaciones con aquellos tres personajes como guía.

Colegiata. En la Plaza Mayor de la ciudad, es el templo que se erigió en el Segle d'Or.

En la ciudad francesa de Burdeos hay una ruta que descubre los itinerarios del escritor Michel de Montaigne. William Shakespeare cuenta con un paseo literario por su Stratford natal. En las calles de Rotterdam se pueden seguir los pasos de Erasmo, y en Dublín los escenarios que inspiraron a James Joyce. Entre algunas otras, estas son las «ciudades literarias» de Europa que han sabido explotar, en el mejor sentido de la palabra, la cultura que esos insignes personajes aportaron a la civilización.

Con ese argumento no es difícil pensar que Gandia pensase, y lograse, que se podía sumar a ese elenco de ciudades literarias a partir, sobre todo, de esa especie de «santísima trinidad» del Segle d’Or Valencià que protagonizaron tres hombres que pisaron sus calles y crearon literatura en la Europa del siglo XV. Esos tres personajes son Ausiàs March, situado en la cima de la poesía en valenciano de su época; Joan Martorell, autor de una de las novelas más ingeniosas y relevantes de aquel renacimiento, y Joan Roís de Corella, que, además de escribir en verso y en prosa, se introdujo en el mundo de la erudición.

Confluencias. "L'Arbre de Tirant", escultura homenaje a Joan Martorell en el Parque de Ausiàs March.

Gandia hace años que difunde y rememora sus vidas y sus obras, pero ahora trabaja en concretar esa labor cultural a través de una ruta material. Espacios y lugares que formaron parte, de una u otra forma, de las vidas de March, Martorell y Corella, pero también de quienes, a lo largo de los siglos, no han olvidado su existencia y se han inspirado en sus obras y en su legado.

Los técnicos municipales, junto a entidades culturales, ya trabajan en el diseño de ese itinerario literario que sumergirá al espectador en aquel momento de esplendor cultural que tuvo como escenario un pequeño «reino» que fue el ducado de Gandia de Alfons el Vell.

El concejal delegado del Institut Municipal d’Arxius i Biblioteques, José Manuel Prieto, señala que la idea es que la ruta quede conformada en esta legislatura y que, en parte, incorpore también una parte de la ciudad de los Borja o de leyendas que corren por la ciudad, como la de la Delicada de Gandia.

Punto de inspiración. | L’Alqueria del Duc, obra de los Borgia, que Gandia ha convertido en la Casa dels Escriptors Dani Monllor.

En ese itinerario, obviamente, no podrán faltar el Palau Ducal, epicentro civil de aquella floreciente Gandia del siglo XV, y la Colegiata de Santa María, desde donde se ejercía el poder religioso. Pero también, en Alfauir, el monasterio de Sant Jeroni de Cotalba, el otro gran edificio religioso del duque Alfons el Vell, en cuya iglesia se enterró, entre otros personajes ilustres, a Pere March, padre del poeta, y algunos de sus familiares.

La gandia que inspiró el «segle d’or» Dani Monllor.

La «Ruta dels Clàssics» incluirá el lugar donde se cree que estuvo el palacio de los March, en plena calle Major, donde hace unas semanas se colocó una placa conmemorativa. Y también espacios modernos inspirados en esos personajes del «Segle d’Or». ¿Por qué no visitar el parque de Ausiàs March, donde se levanta la escultura «L’Arbre del Tirant», de homenaje a Joan Martorell, obra de Ramón de Soto? O la estatua del propio Ausiàs, realizada por José Rausell, convertida en una icónica imagen del poeta. Y también la bellísima escultura titulada «Veles e Vents», como uno de los versos más conocidos de March, que Andreu Alfaro ideó y construyó expresamente para la explanada del Club Náutico, allí, junto al mar que inspiró al poeta.

En las calles y edificios de Gandia hay muchos más elementos que transportan a esa «ciudad literaria», y la idea es que en poco tiempo se difunda para que los interesados puedan pisarla, respirarla y disfrutarla.

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