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València: el legado de la seda

La importancia económica y social de este tejido en la capital valenciana fue tal durante siglos que no solo ha dejado su huella en toponimia y tradiciones sino también en una trama urbana y arquitectura dignas de visitar.

Sala de las columnas en la Lonja de València Fernando Bustamante

De las numerosas rutas culturales y turísticas que ofrece València la de la seda es, sin duda, una de las más emblemáticas y llevará al visitante a callejear por el barrio de origen medieval de Velluters y a conocer la joya del patrimonio histórico del «cap i casal». La industria de la seda, introducida en València por los árabes, ha dejado una importante huella en la ciudad tanto en su toponimia y tradiciones como en su trama urbana y arquitectura. Desde hace años la Unesco y la Organización Mundial del Turismo impulsan programas para identificar los itinerarios comerciales de mercaderías como la seda, la cerámica o las especias desde China hacia Europa. València forma parte desde 2015 de estos programas. En concreto, de la denominada Ruta de la Seda, donde destacan como principales hitos la Lonja, declarada Patrimonio de la Humanidad, y el Colegio del Arte Mayor de la Seda, pero que también incluiría otros vestigios hasta ahora ocultos como el edificio del gremio de los «abaixadors» o tundidores, recientemente identificado en los números 1 y 3 de la calle de las Danzas por el arquitecto e investigador valenciano Antonio Gómez-Gil.

Algunas de las obras realizadas en seda. Fernando Bustamante

La fabricación y comercio de la seda tuvo un gran peso en la economía de la ciudad. La industria textil floreció a lo largo del siglo XV y la actividad se fue especializando incorporándose más oficios como el citado de los tundidores (cuyo trabajo consistía en cortar o igualar el pelo de los paños, eliminando imperfecciones) el de loa «teixidors», «pelaires», tintoreros o bataneros.

Toque de la seda.

De todos los gremios que tuvo la ciudad solo la sede de dos ha llegado hasta nuestros días. Uno es el Colegio del Arte Mayor de la Seda, un imponente edificio de estilo barroco que sobresale en la calle Hospital, rescatado de la ruina por la mecenas Hortensia Herrero y convertido en museo de la seda. La visita a este edificio, que cuenta con una tienda con toda clase de objetos elaborados con seda, podría ser el punto de inicio de la ruta. El Colegio de la Seda custodia el mayor archivo gremial de Europa, una buena colección de telas en seda y telares del siglo XVIII que pueden verse en funcionamiento.

Exterior de la Lonja de València.

Exterior de la Lonja de València. Miguel Ángel Montesinos.

La expansión de la industria de la seda dio origen también a la aparición de un barrio, el de Velluters (tejedores de terciopelo o «vellut») ahora barrio del Pilar, donde se concentraban a finales del siglo XVIII cerca de 5.000 telares para confeccionar seda, según recoge la revista Cultural València ,editada por el Ayuntamiento de València.

Escalera de caracol de la torre de la Lonja, obra de Pere Compte.

Escalera de caracol de la torre de la Lonja, obra de Pere Compte. CCC

El barrio todavía conserva su sabor de antaño con grandes casonas, como el Palacio de Tamarit (sede del gremio de los «fusters» o carpinteros, el segundo que ha llegado hasta nuestros días) y calles laberínticas que permiten entender la relevancia de esta industria entre los siglos XV y XVIII en València. Es en este barrio donde se encuentra el citado Colegio del Arte Mayor de la Seda.

La industria de la seda generó una intensa actividad de transacciones y abundantes ingresos para los comerciantes y sus gremios lo que propició la construcción del edificio gótico civil más relevante de la ciudad en 1483, la Lonja de la Seda y símbolo del poder de los mercaderes, ubicada en la plaza del Mercat y punto siguiente de la ruta. En la Lonja se pueden visitar el Salón Columnario, donde se hacían las negociaciones, el Consulado del Mar, el Salón Principal y el Patio de los Naranjos. A pocos metros, en la calle Danzas 1 y 3, se pueden apreciar los vestigios del gremio de los «tundidores» con su pavimento inclinado, apreciable en la tienda de complementos actual.

Telar de grandes dimensiones donde se producía el vellón . | M.A.M.

Otros vestigios de la ruta pueden encontrarse en las pinturas expuestas en el Museo de Bellas Artes y El Patriarca, con personajes que visten lujosos tejidos de seda y en la indumentaria religiosa que se exhibe en el Museo de la Catedral. La indumentaria tradicional valenciana, que ha pervivido gracias a la fiesta por antonomasia de la ciudad, Las Fallas, es igualmente herencia viva de la industria sedera valenciana y puede verse en numerosos comercios de València.

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