Del gris al todo color. De la fachada sin lucir al lienzo en blanco. De la hostilidad urbana, a la estimulación artística. Es lo que ha conseguido el festival de arte callejero Graffitea Cheste, organizado por la concejalía de la cultura desde hace cinco años. Hoy son un centenar las obras pictóricas que decoran los rincones de Cheste y que sorprenden al viandante encontrando, en lugar de espacios degradados o a medio hacer, obras de arte urbano colosales. Tal ha sido el éxito del proyecto, que une la cultura, la educación y el urbanismo, que la Federación Valenciana de Municipios y Provincias le ha otorgado el premio al Buen Gobierno Municipal de 2020. Este galardón reconoce las buenas prácticas de los ayuntamientos , y en este caso Cheste se consolida como uno de ellos. Visitar Cheste es pasearse por un museo al aire libre, donde cada calle esconde una obra reivindicativa en uno u otro sentido: hoy son 80 obras murales realizadas desde 2016 por más de 60 artistas urbanos de toda España, lo que le ha granjeado entrar a formar parte de la Red de Centros de Arte Contemporáneo de Entorno Rural que promueve la Agencia Valenciana de Turismo.
Además de poner en valor las obras de artistas urbanos contemporáneos, se transforma y revalorizan ciertas zonas de la ciudad en ventanas al arte y la cultura. El objetivo es continuar con este itinerario muralístico para abrir las mentes, para criticar la realidad, para dar a conocer artistas vanguardistas pero también a convertir la degradación en arte.
La edición de 2020 pudo celebrarse contra todo pronóstico debido a las restricciones que impuso la pandemia. Sin embargo, se pudieron cumplir con todas las normas y 11 artistas participaron en él: Mohamed Lchacham, Trashformaciones, Jorge Ochagavía, María Galleta, Man o Matic, Empar Boix, Lidia Cao, Gómez, Conde, Xelon, y Dyox. Todas sus obras suponen un ejercicio de reflexión colectiva sobre derechos y libertades y, al mismo tiempo, democratizan el arte haciendo partícipe a toda la población: «Hoy todos los centros educativos tienen obras en sus paredes, y los vecinos y vecinas siguen ofreciendo muros para que sus fachadas se llenen de historia y vida», explicó Maria Ángeles Llorente, concejala de Cultura.
