Es el kilómetro cero. El Castell de Riba-roja de Túria es el origen del asentamiento que hoy es una gran localidad. A partir de él se construyó la trama urbana, las casonas de alrededor, la huerta junto al río y las vías de acceso al municipio. Sobre la antigua fortaleza se extiende el municipio, hacia su espalda, ya que en frente está una de las razones que motivaron su construcción: el río Túria, por aquel entonces con un caudal que lo hacía navegable y que suponía una conexión directa con el Mediterráneo. El cauce sigue delimitando la población por el norte, entonces servía como una barrera natural para posibles ataques mientras hoy es una gran zona verde destinada al ocio, la recreación y el mantenimiento del ecosistema.

El río ha sobrevivido y el castillo también. Sin embargo, hoy se erige como un gran centro cultural, artístico y museístico, declarado Bien de Interés Cultural tras una gran rehabilitación, restauración y reforma que le devolvió a la vida tras el abandono que sufrió hasta los años 80, cuando fue utilizado como almacén y establo por la Comunidad de Regantes.

Interior del Museo Pla del Nadal, en el interior del castillo. Paco Calabuig

Cuando el ayuntamiento lo adquirió hace 32 años, la historia de esta instalación fue poco a poco saliendo a la luz. Los trabajos del equipo arqueológico y las excavaciones que llevaron a cabo desenterraron restos de cerámica y estructuras de su fundación en el siglo IX, la mayoría de ellas utilizadas para rellenar las distintas capas de suelo que se fueron construyendo para ampliar la instalación con el paso del tiempo. Se limpiaron las paredes de la sala noble, donde aparecieron «graffitis» de la época con palabras, canciones y figuras hechas con grafito que hoy se pueden ver y apreciar gracias al trabajo de los especialistas y su conservación con placas de metacrilato.

Interior del castillo. Paco Calabuig

Se trata de uno de los pocos castillos accesibles para todas las personas. Cuenta con un ascensor para subir a la segunda planta, una gran sala donde se realizan diversos eventos como conferencias o presentaciones. Aquí, en salas adyacentes a la noble, se encuentran los objetos rescatados de las excavaciones: vasijas, platos y restos de socarrat, entre muchas otras. Todas ellas conforman el Museo de Cerámica del Castillo (MUCA).

Patio del castillo. Paco Calabuig

También acoge el Museo Visigodo Pla de Nadal (Mupla), donde se exponen los elementos encontrados en las excavaciones de este yacimiento a las afueras de Riba-roja, que componen un conjunto arquitectónico residencial casi único en la C. Valenciana. En el museo se exponen un gran número de piezas en piedra labrada y elementos ornamentales, como frisos y placas decorativa. Se realizan visitas guiadas es te yacimiento donde se narra la historia del señor Dux Tebdemir, también conocido como Tebdemir de Orihuela que firmó un pacto de no agresión con los musulmanes. Los viejos muros del castillo también albergan un tercer museo, el Espai d’Art Contemporani (ECA).

De fortificación a residencia señorial

Fue construido bajo la influencia árabe, una fortificación defensiva para controlar el río y comerciar a través de él. El lugar no es baladí, ya que el castillo se encuentra entre el barranco y el río Túria, de forma que estaba aislado de manera natural contra posibles ataques. A partir de aquí comienza a construirse el trazado urbano de Riba-roja, a ambos lados del castillo.

No fue hasta la reconquista de Jaume I en el siglo XIII cuando se llevó a cabo la primera gran reforma que convirtió esta instalación en una casa señorial, que albergaría la residencia del Señor de Riba-roja, una obra que la hizo mucho más funcional, con la construcción del edificio lateral para albergar las caballerizas, una bodega - hoy salas de exposiciones- y el cuerpo central del edificio como residencia y sala noble. Todo se construyó sobre la base de los muros defensivos, que aún hoy pueden apreciarse en algunos lugares del interior.

"Graffitis" en las paredes del castillo con canciones, dibujos y palabras. Paco Calabuig

Tras la expulsión morisca en el siglo XVII, se inició un periodo de decadencia económica, lo que supuso la demolición de la gran sala gótica para reforzar los espacios habitacionales en las dos plantas, así como las instalaciones vinculadas a la producción vinícola.

Sin embargo, un nuevo revés volvió a dictaminar el futuro del castillo: con la desamortización del siglo XVIII, el condado de Revillagigedo fue suspendido y como tal, se cedió la instalación a la Comunidad de Regantes. Fue entonces cuando comenzó su decadencia ya que esta entidad lo utilizó como almacén hasta que el Ayuntamiento de Riba-roja lo compró en 1989.