La Ruta del Agua de Xàtiva no llega al millar de paradas que promete uno de los apelativos más característicos de la capital de la Costera, conocida como la ciudad de las mil fuentes. Resulta, no obstante, un ejemplo perfecto de cómo una actividad tematizada en un atractivo turístico muy concreto puede brindarle al visitante un acercamiento real y cercano al espíritu de una ciudad. En el caso de Xàtiva, esta ruta resulta mucho más que la suma de sus partes, pues a partir del paseo por sus calles, con las fuentes más reconocidas de la ciudad como puntos de interés, el caminante llega a paladear toda la historia local y a entender con ella la particular disposición del casco urbano setabense.
Este particular trayecto hidráulico arranca desde la parte oeste de Xàtiva, en lo que antiguamente era la morería de la capital comarcal y ahora es la Plaça de Sants Joans, y acaba casi en el extremo más al este, la antigua entrada desde el camino de Bellús, que hoy contempla bajo la sombra de un enorme platanero la conocidísima Font dels Vint-i-Cinc Dolls.
El paseo entre ambos puntos, siguiendo los pasos programados por la ruta, abarca diez fuentes de parte a parte de la ciudad, acompañando desde la superficie los dos canales subterráneos que alimentan a Xàtiva desde hace siglos: el canal de Bellús y el canal de Agua Santa. Tal y como han recogido multitud de historiadores, estos dos conductos —junto a un tercero, la acequia de la Vila, que según algunas teorías podría haber sido el primer canal para consumo humano en la ciudad— articularon la primera disposición de la geografía urbana de Xàtiva y luego el posterior crecimiento de la ciudad, confiriéndole su particular silueta, muy alargada en su dibujo por la ladera de la montaña.
Entorno a las fuentes construidas para aprovechar el abundante caudal de los canales crecieron las calles y plazas setabenses; puede decirse que el rumor del agua entronca con las raíces mismas de la ciudad, literal y metafóricamente.
En la ruta, el visitante puede conocer dos de las tres tipologías de fuentes a través de las que los historiadores han clasificado estos elementos. En primer término, las reales, las de mayor relevancia, son fuentes públicas construidas en el centro de las plazas, y representan nueve de las diez paradas de la ruta. Es, por ejemplo, la Font Reial de la Trinitat, la más antigua de toda Xàtiva, que resiste el paso del tiempo en la plaza del mismo nombre. Y en segundo lugar, las fuentes vecinales, de cuyo cuidado se encargaban una comunidad de ciudadanos, y de las que también quedan testimonios.
La Ruta de las Fuentes incluye la dels Peixos, en la céntrica Albereda Jaume I, pero repartidas por el casco antiguo quedan muchas más que también vale la pena visitar. Sirva de ejemplo la imagen que abre este suplemento, una fuente decorada con un mural del célebre ilustrador Toni Espinar. Algunas fuentes privadas, la tercera tipología, también son visitables.