Estas tres palabras definen perfectamente la esencia de la geografía canalense: la tierra –la arcilla, más exactamente- fue la materia prima omnipresente en muchas calles por los innumerables alfareros que la utilizaban. El agua protagoniza el centro de la población con el transcurrir tranquilo del río dels Sants, con sus diversas acequias y lavaderos y, además, otro río, el Canyoles con su amplísimo cauce que atraviesa ostentoso el término, de sur a norte, partiéndolo. Finalmente, el fuego de la foguera de Sant Antoni ilumina y embellece la plaza Mayor durante varios días y en la noche del frío enero caldea a vecinos y visitantes. Este fuego «no es la desazón del pirómano, sino un vértigo de comunión», en atinadas palabras de Antonio Ariño. Con estos tres elementos se puede describir –al menos en parte– la identidad colectiva de 'canalers' y 'canaleres'.

Situado en el corazón geográfico de la Costera, Canals merece una visita en primavera –por ejemplo– y caminar con sosiego por la Tira del Rei, paraje a poniente del Canyoles, disfrutando de un bellísimo espectáculo de la naturaleza ataviada en esta época con sus mejores y más variadas coloraciones.

Desde este barrio accederemos a una atrayente Plaza Mayor de inusual trazado, pues es triangular, presidida por la solemne Iglesia de San Antonio Abad, del siglo XVII.

En la misma estación, otro paseo recomendable es por el Camí de Don Rafael, que transcurre desde el barrio de la Torreta hasta la partida de l’ Estepar. Durante más de un kilómetro, naranjales de los más variados tipos y tonos verdes serán nuestros discretos acompañantes y, especialmente, nos ofrecerán el suave y delicado perfume del azahar y, más tarde, sus apetecibles frutos. Al final nos espera la humilde arquitectura de la piedra en seco que aquí se limita a unos sencillos y perfectos márgenes de los bancales de naranjales.

Entramos al casco urbano por el primitivo barrio del Secanet –origen de la población– y nos encontramos con el típico trazado urbanístico de tiempos islámicos, de calles estrechas y fachadas perfectamente blancas. En este acceso encontraremos una de las mejores estampas con un primitivo lavadero y el sereno transcurrir del agua de la acequia de Ranes que se dirige a la Costera de Ranes.

Por esta entrada, en la que llama la atención una antigua puerta chapada y enmarcada con antiquísimos sillares sabiamente dispuestos, que corresponde a un caserón sobre cuyo origen existen leyendas de ocupación por los templarios. Por esta entrada, decíamos, accederemos al barri de Sant Vicent que, en su momento, celebra unas fiestas con cucaña muy populares.

Río de los Santos y lavaderos en la calle Valencia. F. T.

Desde este barrio accederemos a una atrayente Plaza Mayor de inusual trazado, pues es triangular, presidida por la solemne Iglesia de San Antonio Abad, del siglo XVII. En este espacio tenemos el mejor conjunto arquitectónico urbano de la población.

Acequia de la vila a su paso por el casco urbano. F. Tormo

Muy cerca tenemos la calle València cruzada por el riu dels Sants con numerosos lavaderos que, impacientes, esperan aún su merecida declaración de Bien de Relevancia Local y Paisaje Etnológico.

Antigua calle del Trinquet. F.T.

Y un poco más allá, en el barrio de la Torreta, podemos terminar el día y el paseo contemplando el magnífico torreón del Palacio de los Borja, de época medieval, restaurado en 1995 y los humildes restos de dicho edificio junto a la pequeña iglesia de la Santa Cruz, que fue primitivo oratorio del palacio borgiano con orígenes en la segunda mitad del siglo XIV. Hay que intentar visitar el pequeño templo solicitando su apertura en la casa situada justo frente a él y su amable dueña, siempre con una amplia sonrisa, lo permitirá. En el interior disfrutaremos de su humilde arquitectura y de un interesante retablo del Juí Final atribuido al Mestre de Borbotó, de principios del siglo XVI y restaurado en 1994.

El Torreón y muro del Palacio de los Borja. F. Tormo

Todo el conjunto borgiano ha sido estudiado por el historiador del arte Josep Lluis Cebrián y si usted, querido lector o lectora, está interesado en la historia y en el arte vale la pena conseguir su libro ‘L’oratori i la torrassa del Palau dels Borja a la Torre de Canals’. Su visita se enriquecerá así.