Para los amantes del legado del Imperio Romano en la península ibérica, el Acueducto de Peña Cortada es una visita indispensable. Puentes, túneles y canales desafían las montañas de Calles y Chelva en un paseo que deja con la boca abierta. Ahora, además, se suman 200 metros excavados del mismo acueducto pero en la zona de Torre Castro, al que se accede a través de un desvío en esta ruta. El tramo descubierto es una réplica del conocido pero a pequeña escala: más túneles, otro puente y canales que hoy son sendas por donde pasear.

El arqueólogo director del proyecto, Juanjo Ruiz. | F.BUSTAMANTE

El equipo dirigido por los arqueólogos Juanjo Ruiz y Ana Sabater excavaron entre octubre y noviembre este tramo gracias a una subvención del Ayuntamiento de Calles y la Conselleria de Cultura para la tercera fase de recuperación de este bien inmueble. Junto a ellos estuvo el catedrático en Arqueología en la Universitat de València, José Luís Giménez, Ricardo Cristal como técnico y Sonia López como topógrafa y arqueóloga. Tirso Ávila ha sido el arquitecto que ha guiado el proyecto.

El canal excavado y rematado con la argamasa impermeabilizante. | F. BUSTAMANTE

En su mayor parte es un trazado a cielo abierto, pero el equipo se llevó una grata sorpresa al encontrar al final del trazado un puente que cruzaba el barranco del Mas de Solaz, hoy prácticamente destruido pero todavía se ven los sillares que lo sostenían. Un desprendimiento de la montaña ha dejado sobre él una gran toca que en la próxima actuación sobre el acueducto será retirada.

Puente encontrado para cruzar el barran- co. En la otra imagen, fin del acueducto. | F. BUSTAMANTE

En los 200 metros que se han limpiado de tierra y maleza, el arqueólogo Juanjo Ruiz destaca que se empleó «el mismo sistema que en Peña Cortada; se recordó la roca para extraer los sillares con los que después construyeron el puente».

AcuEducto de calles: MÁs misterio y maravilla

La nueva excavación aflora otro misterio sobre este acueducto. Se ha descubierto que la obra termina en un momento dado y deja sin conexión los canales con el puente, algo que no tendría demasiado sentido. Podría ser que las legiones construyeran una zona y la otra y nunca llegaran a conectarlas o bien, como apunta Ruiz, que la transformación agrícola posterior destruyera este tramo para hacer bancales. «No es una evidencia que no se llegara a construir, en la próxima campaña investigaremos este recodo del trazado», señala Ruiz.

Cabe destacar que la ruta que conduce a Torre Castro y que permite este desvío hacia el acueducto vale la pena continuarla, ya que conduce a lo alto de un cerro donde hay un yacimiendo de un poblado íberico antigo, del siglo VI a.C, además de los vestigios de una atalaya de época Almohade del siglo XII. Cien años después, en época cristiana se construyó la torre que da hoy nombre a este espacio y que perduró hasta la primera guerra carlista, cuando fue derribada en un enfrentamiento.