El Mediterráneo dialoga en la Vall de Segó con rincones de montaña de gran belleza dentro de un espacio poco conocido de la comarca del Camp de Morvedre pero con una presencia única. Este corazón verde permite hacer una ruta de 27,6 kilómetros con un desnivel positivo de 1.191 metros y una altura máxima de 377 metros frente a la mínima de 49. No obstante, la zona ofrece múltiples opciones y aunque el Pequeño Recorrido (PR) de la Vall de Segó requiere cierta forma física, hay otras alternativas para el caminante que desea iniciarse.
El sendero de la Creu i el Tabalet; la Ruta dels Aljubs, la Rodana, el Tabalet-la Rodana o la Ruta de l’Aigua cuentan además con la ventaja de haber sido definidos por el Centre Excursionista la Vall de Segó desde su compromiso firme por empoderar la zona como espacio natural sumamente valioso.
La accesibilidad, la singularidad y el cuidado de los senderos motiva múltiples salidas cada fin de semana pues, aunque antes de la pandemia este valle era poco frecuentado hasta por sus vecinos, ahora son cada vez más quienes caminan por ellos con la certeza que recorren un escaparate natural único. «Tenemos un anfiteatro natural que nos permite disfrutar de un discurrir en perfecto diálogo con el mar a la vez que gozamos de unas vistas privilegiadas de la Sierra Calderona y Espadà», comentaban desde el Centre Excursionista la Vall de Segó, recomendando esos itinerarios multisensoriales que varían según la época del año.
Entre todas las posibilidades que ofrece la zona, la Frontera sigue siendo una de las montañas más atractivas para el caminante, aunque no lo es tanto su accesibilidad.
La senda de la Frontera discurre en continuas subidas y bajadas hacia el Salt del Cavall desde donde las vistas hablan por sí solas. Al fondo, Javalambre, la Baronia y las dos sierras que determinan la subcomarca toman la palabra desde su cumbre, donde también hay un santuario íbero dedicado a Liber Pater, que velaba por la fecundidad de campos y viñas, y es conocido por los locales como el Templo de Baco.
Las posibilidades no acaban ahí, pues la apuesta por la montaña de los ayuntamientos de la zona ha crecido tras vivir las restricciones de la Covid; de ahí las mejoras constatadas en clave de señalética, la limpieza de bosques, el cuidado de barrancos y la organización de salidas organizadas. Un ejemplo es el reciente acondicionamiento de la ruta del Tabalet-la Rodana, un recorrido circular que discurre por el término municipal de Benifairó de les Valls. Se trata d «poco más de 7,5 kilómetros de un recorrido extraordinario que nos descubre numerosas variedades de flora y fauna», afirma Vicent Chordá, teniente de alcalde.
El cuidado Parc de la Rodana de Faura, con su Passeig de les dones y su aula botánica de naturaleza, permite otro singular recorrido entre numerosas especies autóctonas.
Además, Quart de les Valls ha acondicionado recientemente la Senda del Codoval, en una intervención que ha deslumbrado a decenas de senderistas que semana tras semana acuden a vivir la montaña. De hecho, muchos admiten que «en la vida habían visto así el barranco del Codoval», al que ahora se puede acceder desde el pueblo; toda una invitación a descubrir estas montañas de la Vall de Segó, que miran al mar y a impresionantes sierras.