Utiel es un municipio que se puede descubrir de mil maneras diferentes. Desde sus espacios naturales hasta su patrimonio arquitectónico; desde su legado histórico hasta su gastronomía. Y ahora, con los nuevos recursos turísticos habilitados, este municipio del interior valenciano presenta una nueva forma de descubrir los tesoros escondidos de su ciudad, que van desde las bodegas subterráneas de la Puerta del Sol hasta el refugio antiaéreo de la Guerra Civil, que ya se encuentran abiertos a los visitantes.

Más de 2.500 años corren por los cimientos que sustentan a la Utiel de hoy en día, una ciudad en la que para conocerla mejor es necesario adentrarse en su subsuelo. Más de 600 bodegas subyacen al entramado urbano utielano entre distintos pasadizos medievales que confirman toda una tradición milenaria que viticultores, bodegueros y tinajeros utielanos han ido transmitiendo de familia en familia durante siglos con un eje en común: el vino.

Centenares de familias han ido transmitiendo en Utiel de generación en generación la traidición milenaria del vino en bodegas subterráneas. ED

La propia Oficina de Turismo de Utiel, que abre los siete días de la semana, está precisamente instalada en una de esas bodegas tradicionales, integrada en los antiguos subterráneos del Castillo de Utiel y a escasos metros del circuito subterráneo de Puerta Nueva y de Casa Ariño.

Ahora, la extensa red de recursos turísticos de Utiel se ha ampliado con dos nuevos espacios recién rehabilitados: las bodegas subterráneas de la Puerta del Sol y el refugio antiaéreo de la Guerra Civil.

Datadas en el siglo XIX y situadas en la céntrica plaza de la Puerta del Sol, las dos bodegas presentan un enorme lagar y más de una veintena de tinajas utielanas de mediados del s. XIX en un excelente estado de conservación, entre otros atractivos.

Refugio de la Guerra Civil de Utiel. ED

Por su parte, el Ayuntamiento de Utiel también ha recuperado el refugio antiaéreo de la Guerra Civil ubicado detrás de la iglesia parroquial, en el que, tras descender a nueve metros de profundidad, los visitantes pueden descubrir a través de un laberinto guiado y mediante unos paneles explicativos, algunos de los momentos más difíciles vividos por la contienda bélica.

A todo ello se suma la rehabilitación de la Casa Alamanzón, sede del Museo Municipal, así como las estrechas callejuelas de su casco histórico, el pulmón natural que supone la Sierra Negrete o la excepcional fusión de cocina valenciana y castellana, a la que acompaña el maridaje de los magníficos vinos de la D.O. Utiel-Requena.