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Castielfabib: El castillo deseado

La fortaleza que corona Castielfabib ha pasado por las manos de todas las culturas. Su posición estratégica entre dos reinos ha sido objeto de deseo de íberos, romanos, árabes, castellanos y aragoneses.

Vista panorámica de Castielfabib, con el castillo arriba del cerro.

Castielfabib impresiona. El pueblo, asentado sobre un gran promontorio de roca, aparece desde la carretera imponente e inesperado. Arriba del todo, quedan los restos de un castillo desde donde se dominó la frontera -natural y política- de dos reinos y dos civilizaciones. Hay constancia arqueológica de que allí se asentaron los íberos y después los romanos, pero la construcción como tal responde a la época islámica, como el resto de fortalezas que se suceden desde València y a través de La Serranía hasta llegar al Rincón de Ademuz.

Fue Pedro II de Aragón quien asedió este castillo hasta la extenuación y los árabes terminaron rindiendo las armas. Allí, el monarca presidió durante tres días las Cortes de Aragón, pero poco le duró la alegría: fue reconquistado por los árabes. 

La iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles y los restos del castillo. Ferran Montenegro

Jaume I fue quien retomó la fortaleza para Aragón y lo cedió a la Orden del Temple primero y a la de Montesa después, en 1319.

Este municipio es uno de los que más contiendas bélicas ha vivido. Tras la reconquista, llegó la guerra con Castilla que devastó en diversas ocasiones el casco urbano y el propio castillo. Después, la Guerra de la Independencia también hizo aquí estragos, y funcionó entonces como prisión. Más tarde se verían envueltos en las guerras carlistas, como en el resto de La Serranía. Fue entonces cuando se decidió reconstruirlo para que sirviera en esta guerra para elegir el sucesor al trono, con mano de obra de los municipios vecinos y con materiales pobres que no han resistido hasta nuestros días. 

Restos del castillo desde donde se controla el valle. F.M.

También tuvo un papel relevante en la Guerra Civil, y el resultado de todo ello es que el castillo, la iglesia y las murallas están casi unidos y fusionados, aunque solo la iglesia se mantiene en buen estado de conservación.

Aquí destaca sin lugar a dudas la Torre del Homenaje, desde donde se alcanza a ver todo el valle y cañón que forma el río Ebrón a su paso por Castielfabib. La iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles vale la pena visitarla, donde todavía puede apreciarse las sucesivas reformas históricas a las que se la ha sometido. 

Castielfabib ofrece numerosos atractivos. L-EMV

Además del castillo, el casco antiguo, con sus túneles, y el entorno natural de Castielfabib, son de obligada visita. Existen varias rutas de menos de 10 kilómetros y fáciles para hacer en familia que son una inmejorable opción para pasar el día a poco más de una hora de València. 

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