La Vista de Medina, Andalucía: Se ven por encima de los tejados de Medina, la torre de la Iglesia Mayor y la campiña, hasta llegar a las playas de la Costa de Luz (a 25 minutos en coche). Las suites de estilo contemporáneo, repartidas en dos niveles alrededor y por encima de la piscina, están limpias y tienen un buen tamaño. Todos cuentan con una pequeña cocina. La terraza del restaurante, en la parte superior, tiene unas vistas maravillosas y la comida es una versión moderna de los platos favoritos de Andalucía.

Casa Olea, Andalucía: Está en una carretera secundaria, en el fondo del valle de un río tallado en las montañas Subbéticas, justo al norte del acantilado Priego de Córdoba y a medio camino entre Granada y Córdoba (a media hora en coche cada una). Casa Olea tiene las paredes blancas, tejas pintadas a mano y una sensacional terraza con piscina. Cuenta con paneles solares y biomasa del olivar como combustible: es tan respetuosa con el medio ambiente como lujosa y los vecinos más cercanos son el jabalí y los pájaros. La terraza: cuenta con una hamaca colgada a la sombra de un techo de paja junto a la piscina y mesas para cenar bajo las estrellas.

Casa La Siesta, Andalucía: Casa La Siesta es de piedra suave con los postigos de madera, tiene unas habitaciones bonitas y ordenadas y una sala de estar con chimenea y piano. Dispone de camas enormes, terrazas privadas, iPods bien surtidos y almohadas de pluma de ganso. Tranquilidad asegurada, está a 10 minutos en coche) está una de las mejores playas de surf de la Costa de la Luz.

Casa de Trillo, Galicia: Recomendado destino gastronómico, ideal para ver una auténtica granja gallega. En esta zona, las playas arenosas no están masificadas. Encantador hotel rústico de piedra, con camas blancas y muebles antiguos; no es lujoso, pero dispone de un salón calentado con fuego, una terraza comedor cerrada con cristal y una cocina. Lo mejor es la cena: carne de vacuno de la casa, hortalizas de la huerta, guisos de pescado del Atlántico y chupitos de orujo. La Costa da Morte es salvaje, maravillosa y bastante desconocida, pero se puede bucear, navegar a vela y disfrutar de un excelente marisco. Probar los quesos locales y la miel de la granja antes de salir a explorar la zona

El Acebo de Casa Muria, Aragón: Antigua hacienda (de 1806) en una bonita aldea del Pirineo con vistas a las montañas, que se elevan sobre la Sierra de Chía y el macizo de Posets. En la parte posterior de la casa hay un fantástico jardín de tres niveles, con esculturas, banderas de oración y una elegante pérgola con un sofá bien acolchado; un lugar ideal para observar las estrellas. Las habitaciones tienen nombres de diferentes montañas --Kilimanjaro, Fuji, Posets-- son luminosas y espaciosas, con mucha seda, suelos de madera y colores elegantes. La zona es ideal para la practica de senderismo, ciclismo y esquí, pero las terrazas ajardinadas podrían resultar un poco complicadas para los más pequeños.

Hotel Palacio de Caranceja, Cantabria: Exquisito palacio apartado del siglo XVII. Las habitaciones son muy amplias, con techos con paneles de madera, cabeceros tallados y colchas bordadas. Los baños son super elegantes con bañeras de pies de garra, exquisitos mosaicos y pisos de mármol. Cuenta con un acogedor salón con chimenea de piedra, muebles antiguos y suelos de madera maciza. Fuera hay una gran zona ajardinada, que en ocasiones se utiliza para bodas

L'Hort de Sant Cebrià, Cataluña: Esta casa de piedra, que dormita junto a una iglesia románica en un pueblo tranquilo rodeado de bosques de manzanos, albergó en su día un cuartel general de la Guardia Civil española. En el exterior tiene terraza y jardín, un conjunto de rosas rojas y blancas, herbario y una piscina. Ideal para disfrutar de paz y tranquilidad; no hay niños y las campanas de la iglesia no suenan durante la noche. El desayuno es una delicia, con mermelada de kumquat untada en pan al horno de leña. Es el lugar perfecto para descansar después de un día en la costa: disfrutar de la playa (a 4 km), los pescados y mariscos en Sant Pere Pescador, las antiguas ruinas de Empúries y el buceo en la reserva marina de las islas Medes

Sa Rota d'en Palerm, Mallorca: Rodeada de verdes campos agrícolas y árboles frutales, la sensación que transmite es de estar a kilómetros de cualquier lugar; sin embargo, se puede llegar a cualquier punto de la isla en 30 minutos. En verano se puede desayunar y cenar en la terraza, bajo las ramas de un enorme árbol: todo está hecho en casa desde la repostería a las conservas y cuentan con sus propios productos orgánicos. Se pueden explorar los alrededores en bicicleta, disfrutar en la casa de libros, juguetes, DVDs y una piscina con burbujas; o dormir con el canto de los pájaros y las cigarras.

Finca De Arrieta, Lanzarote: Cuenta con varias yurtas de distintos estilos para elegir: simple, decadente, pequeña, grande... Todas ellas con una claraboya en el techo para disfrutar de una maravillosa vista de las estrellas. Cálidas, amigables y orientadas a familias, estas seis yurtas y magníficas construcciones de granja están rodeadas de jardines escalonados de aloe y frutas suculentas y exóticas (regadas con el agua de un pozo de 200 años de antigüedad), además de contar con paneles solares, turbinas eólicas y lo último en energías renovables, una preciosa piscina cubierta y una cama elástica, juguetes, perros, burros y gallinas. Es una mezcla embriagadora, junto con unas fantásticas vistas a las montañas y el mar. La playa Francesa, en la isla de La Graciosa, es un sueño para los amantes del snorquel, y Los Jameos del Agua es mágica por la noche