RUTA:

(WP 0, 30S, 709030E-4263849N) Una vez en el Área de Servicio Xirau, donde se encuentra una gasolinera, con una pequeña tienda y un restaurante, en cuyo aparcamiento dejaremos el vehículo y descargaremos la bicicleta, recorreremos, por la vía de servicio en dirección a Castalla, unos centenares de metros para pasar por debajo de la autovía y llegar a una rotonda, en la que cogeremos la segunda salida, y a los pocos metros veremos al lado unos contenedores de basura y unos deteriorados carteles anunciando el inicio de la Vía Verde del Maigmó, con textura de tierra afirmada y piedrecillas sueltas.

Km. 00,00 (WP 1, 30S, 709037E-4264058N) Cuando hayamos recorrido un kilómetro, habrá que extremar la atención en un tramo de 800 metros en el que compartiremos el trazado con el tráfico de los camiones de una cantera pegada a la explanación de la vía. Después, entre terrenos cambiantes y en un brusco contraste de paisajes, recorreremos tres partes bien diferenciadas, empezando en el impresionante macizo del Maigmó y la sierra de Ventós, que enlazaremos al atravesar un túnel de 525 metros, que salva el collado de la Horna y une las dos sierras, y que es el inicio de un paulatino y excitante descenso, en el que podremos ir apreciando el típico bosque de pinos y matorral mediterráneo.

Más adelante, entraremos en una zona de malas tierras de yesos, arcillas y gravas terriblemente acarcabados y con escasa vegetación que nos recordarán los escenarios de las viejas películas del oeste americano, y que darán paso a la depresión ondulada y monótona de una zona de cultivos de secano, con grandes balsas de agua para el riego de la fértil huerta alicantina; para acabar, en el tipo árido, casi desértico, de los saladares del apeadero de Agost donde se encuentra una amplia extensión de viñedo emparrado. En la primera mitad del recorrido nos adentraremos en el interior de los seis túneles y flotaremos sobre dos impresionantes viaductos, al tiempo que somos lanzados y en ocasiones hasta catapultados, por los 380 metros de desnivel existentes, efectuando un gran rodeo, repleto de amplias curvas, para atemperar la pendiente repartida a lo largo de 20 kilómetros, cuando en línea recta, desde el inicio hasta el final, no son más que nueve los kilómetros de distancia que los separan.

Km. 06,42 (WP 2, 30S, 704265E-4260974N) Al salir del quinto túnel, llegaremos al inicio del único tramo asfaltado de la Vía Verde del Maigmó, de 680 metros, a lo largo del cual es recomendable esmerar la atención al ser bastante transitado por los vehículos que se desplazan hasta la Hacienda El Palomeret, tramo en el que se incluye el impresionante viaducto de Fontanar con sus 200 metros salvando el barranco formado por la rambla de la Zarza. Y de nuevo sobre la tierra apisonada, aparecerá a la izquierda, a lo lejos, la población de Agost.

Km. 08,56 (WP 3, 30S, 702520E-4259965N) Viaducto Forn de Vidre de 140 metros salvando la rambla del Vidrio, que da paso al sexto y último de los túneles del recorrido.

Después de una ancha y larguísima curva, volveremos a ver a la derecha la población de Agost, y más allá, el Mediterráneo, llegando al inicio de un descenso que discurre a lo largo de otra amplia curva por el interior de una profunda y espectacular trinchera.

Km. 16,22 (WP 4, 30S, 705664E-4256714N) Llegaremos a Agost y a la segunda de las pasarelas que salva el cruce con la carretera A-222 que une Agost con Novelda, y de querer acercarnos hasta la población de Agost, el mejor acceso de salida del trazado de la Vía Verde lo encontraremos 260 m. más adelante.

La población de Agost es famosa por sus tinajas, cántaros, jarros y demás objetos de barro, siendo su producto más apreciado el botijo blanco por el sabor que confiere al agua. En Agost todavía funcionan diez fábricas de alfarería, la mitad manteniendo sus técnicas tradicionales, y varias de ladrillos y tejas, contando con un muy interesante Museo de Alfarería ubicado en una antigua fábrica de alfarería de principios del siglo XX.

Km. 21,20 (WP 5, 30S, 708263E-4253717N) Durante los restantes cinco kilómetros hasta el final de la ruta, el paisaje irá alternando secarrales con campos de parras de uva de mesa, de la que la comarca goza de muy buena fama. Tras una curva veremos aparecer la vía electrificada de la línea férrea Alicante- Madrid, y después de medio kilómetro en paralelo, llegaremos al abandonado apeadero de Agost, donde en la actualidad no paran los trenes para recoger pasajeros y donde se da por finalizada la ruta.